El atentado contra Donald Trump el pasado día 13 en Pensilvania fue cometido por un joven republicano de 20 años, Thomas M. Crook, disparando con un rifle semiautomático desde un tejado vecino. El candidato a la presidencia de los EEUU resultó herido leve, la ráfaga mató a dos personas e hirió a otras dos. Trump, como Bolsonaro, Milei y otros líderes nacional populistas americanos, defiende la libertad de portar armas para poder defenderse.

Mi ensayo analiza esta realidad para mostrar el poder de la vetocracia, de los sistemas que atenazan a las sociedades democráticas modernas para evolucionar de acuerdo con los tiempos que vivimos. En los EEUU el poderoso lobby de las armas, cuya cara más visible es la Asociación Nacional del Rifle (NFA, muchos años presidida por Charlton Heston), financia partidos y realiza una permanente campaña de relaciones públicas para mostrar lo sano que es que los ciudadanos puedan adquirir armamento, incluido militar. El fuerte apoyo a sus ideas del partido republicano ha conseguido que el Tribunal Supremo mantenga el derecho a ir armado como un derecho constitucional. Una reliquia de la Constitución más antigua del mundo, de tiempos de la Conquista del Oeste.

En la práctica, es una libertad que sólo se sostiene por los que hacen dinero en el negocio armamentístico. No tiene sentido y genera gravísimos problemas. En 2023 el número de muertos por arma de fuego en la gran potencia americana fue de 42.000, por primera vez superó a los fallecidos en accidentes de carretera. Muchos fueron abatidos por policías de gatillo fácil, en parte porque saben que casi todos los sospechosos van armados. La mayor parte de los tiroteados por ellos son negros y latinos. La herida por arma de fuego es la principal causa de mortalidad entre los niños y jóvenes estadounidenses.

Los supremacistas blancos, que defienden la venta libre de armas, se tienen por muy religiosos y han conseguido que el Supremo se volviera atrás de su doctrina de legalizar el aborto (caso Roe contra Wade 1973), que ha dejado de considerarse un derecho constitucional tras el caso Dobbs contra Jackson (2022). Según ellos, el aborto es un atentado contra el derecho a la vida, que no tiene nada que ver con las decenas de miles de vidas que se pierden por su defensa de las armas. Esta gente está orgullosa de sus principios éticos, no les importan las incongruencias. Su religión sirve para defender una cosa y la contraria, según les paguen. Si el nivel de muertos por armas de fuego en los EEUU fuera el mismo que el que registran países europeos que restringen la venta de armas, morirían unos 30.000 estadounidenses menos, cada año.

No creo que el susto que se ha llevado Donald Trump le haga cambiar de idea sobre el problema. Lo ocurrido puede ayudarle a ganar las elecciones ante un rival que se aferra a la candidatura, cada vez con menos fundamento. A lo mejor suelta algunas ocurrencias, como que los participantes en mítines vayan armados para defenderse, algo parecido afirmó tras un atentado en un centro de enseñanza media en Florida (2018) que causó 17 muertos entre los alumnos por disparos de un antiguo compañero, denunciado reiteradamente a la policía por incidentes violentos y que, aun así, disponía de un arsenal de armas. Lo payasada inicial que propuso Trump cuando entonces le preguntaron por lo sucedido fue proponer que los profesores de instituto fueran armados a clase. Luego tuvo que rectificar.

Cabe la esperanza de que, si gana las próximas elecciones presidenciales, reflexione y, al menos, restrinja la venta de armas, habida cuenta de que ya no se podría volver a presentar y quizá le interese dejar algún legado razonable. Ahora ya conoce el amargo sabor de la medicina que promueve y sabe que tuvo mucha suerte.  

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6 comentarios

  1. Vaya por delante que no me encuentro entre los simpatizantes de Donald Trump y si entre los que consideran que la proliferación de armas debe ser objeto de limitaciones y control en EEUU., pero ello no empece para que me muestre crítico con el título de la entrada objeto de este comentario.
    No solo para el lector «malpensado», si no para para cualquiera que separa leer entre líneas, entre los que modestamente me permito incluir, lo que vienes a decir en el titular es, ni más ni menos, que D. Trump recibe una dosis de su MERECIDA medicina. Ni por asomo una mínima condena al reprobable atentado que fracasó en su objetivo principal, pero causó la muerte a un ciudadano e hirió gravemente a otros dos, sin entrar a valorar los daños potenciales de todo tipo que pudo haber ocasionado, de no haber sido abatido el criminal. Sobre eso, que ahora mismo es lo sustancial, pasas por alto y solo te vales de tan salvaje atentado para volver sobre la controvertida permisividad respecto a la tenencia y uso de armas en EEUU, lo cual puede ser objeto de censura pero no necesariamente interrelacionable con lo lamentablemente acontecido. ¿O es que a lo largo y ancho del mundo no se producen frecuentemente asesinatos y atentados de todo tipo aún cuando el control de armas sea mucho más estricto?.
    Permíteme que proponga una rectificación del titular: Las criminalesbalas contra Trump impactan en Biden, hieren a pacíficos ciudadanos y atentan contra el devenir de EE.EE.
    Hay que tener cuidado con lo que se dice y más desde donde se dice.
    Proponer dianas puede conllevar posibles afectos boomerang.

    1. Sacas demasiadas conclusiones de una palabra que no existe. Este blog combate todo tipo de violencia y, por supuesto, condeno cualquier atentado criminal. Quería centrarme en destacar algo que los demás no hacen con suficiente claridad: el tinglado de venta libre de armas en los EEUU. El porcentaje de locos peligrosos es similar en todas partes, pero allí se les permite acceder con facilidad a armas automáticas. Son tan culpables los que cometen el crimen como los que nuestro derecho penal llama «colaboradores necesarios». Trump es uno de los grandes responsables de que en su país haya 30.000 muertos de más, cada año. Lo que realmente me preocupa es toda esa gente que muere sin que se hable mucho de ella. Son demasiados y los que lo permiten son los principales culpables, son tan asesinos como los que disparan. Quien siembra vientos cosecha tempestades. Tuvo mucha suerte y el suceso puede ayudarle a ganar las elecciones, porque muchos de sus seguidores, además de apoyar que los locos puedan ir armados, son muy religiosos y lo ocurrido demuestra, para ellos, que Trump es un elegido de Dios. Pero quiero ser optimista y termino el artículo con la esperanza de que lo sucedido ayude a Trump a reflexionar mejor sobre el tema, si vuelve a la Casa Blanca.

  2. He de insistir en que de ningún modo vengo yo a salir en defensa del «trumpismo» en ninguna de sus vertientes, ni falta que le hace, pues ya no son pocos y parece van a más quienes así lo hacen en EEUU, pero alguien no avisado, leyéndote, pudiera concluir que las leyes que amparan en aquel país la tenencia y uso indiscriminado de armas son un «invento» del expresidente y ahora candidato y no una extemporánea herencia constitucional.
    De otra parte, cabe preguntarse que responsabilidad cabe imputar al partido demócrata, al actual Presidente y a su Vecipresidente(a), por cierto, en quien tantas y tan importantes expectativas estaban depositadas, para que
    llegado el fin de la legislatura las cosas estén allí como están. La mayor parte del «mérito» de Trump ¿No será el demérito de Biden y su gobierno?. ¿No será, en su caso, Biden quien pierde y no Trump quien gana?.
    En cualquier caso, un criminal atentado es una barbaridad sin paliativos. Tratarlo de «medicina» es, cuando menos, inoportuno, lo mismo que es inconveniente que Biden ponga Trump «en la diana», con el resultado de propiciar que, de algún modo, sea el mismo y por añadidura el devenir inmediato de los EEUU en quienes impacten esas criminales balas.
    Las irresponsabilidades de unos didicilmente son corregibles con más irresponsabilidades de otros. Un error y otro error equivale a dos errores, por lo menos…

    1. La venta libre de armas es consecuencia de la política de defensa de la herencia constitucional que realiza el partido republicano, ahora dirigido por Trump. Insisto, es su medicina para que los ciudadanos puedan defenderse (¿de los indios, negros, latinos?, son colaboradores necesarios, es decir cómplices de la violencia. Su creciente popularidad tiene mucho que ver con el ascenso de las corrientes nacional populistas que afecta a muchos países y cuyas causas analizo en mi ensayo y en estas entradas. También les ayuda la mala imagen de un presidente que no parece en buena forma, aunque la economía del país está yendo bien.

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