Israel es un Estado creado después de la segunda guerra mundial gracias al impulso del movimiento sionista, ayudado por la mala conciencia de los aliados, que, hasta casi el final de la contienda, no supieron detectar las masacres que estaban cometiendo los nazis sobre la población europea de origen judío a la que se intentaban eliminar. Antes de eso, la discriminación antijudía había tenido episodios, como el caso Dreyfus, que impulsaban la idea de vuelta a Israel.

El nuevo Estado partía de fundamentos religiosos y raciales que influyen en su trayectoria desde el principio, con períodos más radicales que otros. La ocupación de la “tierra prometida” en 1948 provocó una primera guerra para expulsar a cientos de miles de palestinos de un territorio que era su hogar desde que Adriano, emperador de Roma, provocara la diáspora de los hebreos. La división supuso que parte de lo que los judíos consideran suyo continuara habitado por palestinos. Jerusalén, ciudad santa de judíos, musulmanes y cristianos, resultó partida en dos y la zona de mayor valor simbólico en torno a la Explanada de las Mezquitas y el Muro de las Lamentaciones, lo que dejaron los romanos del Templo Sagrado después de demolerlo , pasó a ser de uso compartido entre las tres grandes religiones monoteístas.

Desde entonces, el sionismo no ha cesado de acosar y arrinconar a sus vecinos. Durante la Guerra de los 6 Días, en 1967, Israel anexionó el este de Jerusalén, la parte asignada a Palestina, y convirtió a sus habitantes en meros “residentes permanentes”. Después vinieron los asentamientos ilegales en ésta y otras zonas reservadas a la población de mayoría musulmana, la declaración de Jerusalén como capital del estado hebreo… En cada ocasión, las reacciones de los acosados han sido muy violentas. Mientras, la creación de un Estado palestino se hace esperar, pese a reiteradas promesas, la última del propio Secretario de Estado de los EEUU, Antony Blinken, en su visita a Israel el 30 de enero pasado.

Ahora gobierna allí una coalición de partidos de ultraderecha, alguno de base radical religiosa, que continuará la expansión de los asentamientos judíos, más allá de los tratados que se fueron firmando. Uno de los coaligados reclama la anexión de toda Cisjordania y está en el origen de una reciente operación de castigo contra un asentamiento de combatientes palestinos, que causó una docena de muertos, algunos civiles. La venganza no se hizo esperar y hubo dos atentados en Jerusalén, el primero con resultado de 7 judíos muertos. La reacción del gobierno hebreo está siendo violenta, llegando al extremo de extenderla a las familias de los culpables, destruyendo sus hogares. Además de advertencia a los padres para que vigilen lo que hacen sus hijos, la desaparición de casas facilita la posterior ocupación de la zona. En línea con la anterior entrada sobre el populismo conservador del entorno Trump, el gobierno de Israel quiere restaurar la pena de muerte y facilitar que la población vaya armada.

Hay mucha información sobre todo esto en medios, pero quiero subrayar que Oriente Medio ha ido cayendo en manos de sátrapas de instinto autoritario e ideología piadosa encerrados en fronteras dudosas, la mezcla más explosiva. Cerca, en Siria, está El Assad, que se ha convertido en una marioneta de Putin y lo único que le preocupa es seguir de dictador. Gracias a la presión del ruso, el sirio se avino a pactar con Erdogán, que ocupa parte del norte del país, para que este tenga manos libres para perseguir allí a los kurdos. Esta constelación de personajes ultras quizá consiga dar una apariencia de pacificación, pero palestinos (*) y kurdos (**) lo tienen mal, como el Líbano, antes el país más rico de la zona, que camina hacia la autodestrucción.

La Humanidad se mueve entre riesgos crecientes de extinción, no sólo por el calentamiento global. El de hoy es un tercer ejemplo del blog en las últimas dos semanas relativo a las complicaciones de base populista que conviven con demasiadas armas nucleares. Los rusos están cargados de ellas y también las pueden manejar ultra ortodoxos de Israel e Irán.

(*) Para darse una idea de la difícil vida de la juventud palestina, encerrada entre las pocas oportunidades y la violencia, recomiendo la novela El Atentado del escritor Yasmina Khadra.

 (**) Este blog, siempre interesado en las confrontaciones entre estados nación, minorías y fronteras complejas, dedica bastante atención a los problemas del Kurdistán. El gran terremoto que asoló el sureste de Turquía y el norte de Siria, en la madrugada del día 6, afectó a esa zona.  Tienen muy mala suerte los kurdos, la desgracia se viene a añadir a las otras que les afectan y que provocan que en el lado turco las infraestructuras sean deficientes, porque el gobierno de Ankara no invierte allí, ni hay casi periodistas porque los persiguen. Todo dificulta la llegada de ayuda, como los enormes campamentos de refugiados desplazados por la guerra que hay en la parte siria.       

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