La venta de armas en los EEUU es el ejemplo que pongo en el libro para ilustrar la vetocracia que atenaza a todos los países. Los poderosos son capaces de bloquear indefinidamente medidas que van contra sus intereses, lo denuncio con frecuencia (la última vez el 30/01). La Asociación Nacional del Rifle de los EEUU defiende lo que conviene a fabricantes y vendedores de armas, apoyándose en jueces conservadores del Tribunal Supremo, que mantienen la vigencia del derecho a ir armado, recogido en la segunda enmienda de una constitución de tiempos de la Conquista del Oeste. Pero  las acciones de diversas variantes de locos y resentidos que se ponen a disparar contra la gente están forzando al Partido Republicano a tener que matizar su política tradicional en este campo, muy favorable hasta ahora al marco legal en vigor. Las encuestas indican que una mayoría de ciudadanos de aquel país están ya a favor de eliminar o restringir mucho la venta de armas.

El pasado día 14, los del rifle celebraron su gran convención anual, donde intervinieron aspirantes republicanos a la nominación para concurrir a las elecciones presidenciales del año próximo, algo presionados (no fue el caso de Donald Trump) por las matanzas en Louisville (Kentucky) y Nashville (Tennesee) los días previos. En esta última ciudad, tres niños murieron por los disparos de un ex alumno de su escuela. Días después, dos legisladores negros de la Asamblea de Tennesee fueron expulsados por la mayoría republicana por perturbar una sesión parlamentaria con sus demandas para restringir el comercio de armas. El mismo día 14, los principales donantes de los republicanos se reunían en Nashville, ya es casualidad, e hicieron preguntas delicadas al partido sobre un asunto que empieza a dañar su reputación. Sus preocupaciones se vieron reforzadas por un tiroteo en una fiesta de adolescentes en Dadeville (Alabama), el día siguiente, con cuatro muertos y diez heridos. Esta cadena de desgracias es tan habitual que ni siquiera es noticia. En lo que va de año llevan más de 162 tiroteos masivos en aquel país. La lógica es implacable: muchas armas, muchas víctimas.

Las muertes a tiros, más de 30.000 al año, en los EEUU son ejemplo de la irracionalidad de mantener normas del pasado que están fuera de contexto, a lo que ayudan esencias patrióticas apoyadas en la historia y la religión. Además de los poderosos fabricantes de armas, los grupos protestantes radicales sostienen esta versión armada de los EEUU. No deja de sorprender que a toda esa gente piadosa le importen más los derechos fundamentales de los embriones que los de los millares de muertos que causan las armas ligeras. Insisten en limitar el derecho al aborto. Lo acaba de intentar un juez federal de Tejas al prohibir la venta de la principal píldora abortiva, aunque su decisión ha sido transitoriamente frenada por el Supremo. Florida inaugura estos días legislación para prohibir el aborto después de las seis semanas de embarazo. El popular gobernador de este Estado, Ron DeSantis, es uno los principales candidatos republicanos a competir por la presidencia.

Tercer ejemplo consecutivo en el blog de los problemas que crea la vigencia de una identidad nacional muy apoyada en la historia y la religión. Es la causa principal, junto al calentamiento de la atmósfera, de las tensiones que sufrimos. Demasiada gente busca en un pasado idealizado las soluciones del futuro y este se empieza a teñir de oscuro. La raíz última del problema radica en la decadencia de nuestro esquema institucional dominante, el estado nación, que no se adapta bien a una Humanidad muy grande e interconectada. Habría que ir más allá, como indico en el último capítulo de mi ensayo. La Unión Europea es el primer intento serio de abrir esa vía.

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