La libertad y la igualdad de las mujeres es el mejor índice de desarrollo social, el gran desafío del siglo XXI, como insisto en el libro. Para ellas son días negros, el color del burka que las afganas son obligadas a llevar tras la caída de Kabul y la toma de poder por los talibanes, islamistas de la peor especie. En Afganistán se viven días de huida desesperada, de comprar burkas, de esconder libros, porque vuelve el mundo oscuro que los retrotrae siglos atrás, especialmente a ellas.

La ocupación del país por los EEUU se salda con un terrible fracaso. La decisión del Presidente Biden fue poco sensata y puede marcar su mandato porque le descalifica como aliado fiable. Tenían que haberse ido de forma más planificada y sin anunciarlo antes de haberla preparado bien. La gran potencia occidental es muy capaz de invadir Estados, pero mucho menos de crear condiciones de estabilidad que permitan una salida organizada y dejen al país con un gobierno estable. Las soluciones puramente militares nunca son suficientes. Es fácil entrar, lo difícil es salir. Se han ido con el rabo entre las piernas, como de Vietnam.

Debemos prepararnos para acoger olas de refugiados e intentar presionar al régimen radical suní para que permita a las niñas recibir educación y a las mujeres, en general, disponer de capacidad de orientar sus vidas. También para impedir que se refugien allí gente de Al Qaeda y otros movimientos terroristas de inspiración islámica. No será fácil y una guerra civil de baja intensidad seguirá produciendo muertos y tensiones entre países vecinos.  

En occidente sigue habiendo talibanes capaces de causar mucho dolor, como muestran las estadísticas de violencia machista que tienden a aumentar. El viernes pasado, un hombre asesinó a tiros a cinco personas, incluida una niña de tres años, en Plymouth, S.O. de Inglaterra, después se suicidó. Al parecer se llevaba muy mal con su madre, la primera víctima de la matanza, a la que acusaba de sus problemas. Era un individuo aficionado a las armas y profundamente misógino, un perfil que encaja en la subcultura radical anti femenina incel, término que procede de las palabras en inglés para “célibe involuntario”, que ya ha provocado incidentes de este tipo en los EEUU.

Son malos días para las mujeres, queda mucho trecho por recorrer para que se equiparen a los derechos y seguridad de los hombres, muchos siguen sin admitir que es inevitable y que el momento para lograrlo se aproxima. El gran objetivo humano de este siglo se muestra esquivo porque hay demasiados machos que no están por la labor de permitir su igualación con las mujeres, apoyados, en muchos casos, por ancestrales tradiciones religiosas. Los retrocesos en el proceso de eliminar diferencias de derechos y oportunidades entre personas de diferentes géneros e identidades sexuales son síntomas de que peligran las propias instituciones democráticas, las que han permitido la lucha por la igualdad de todos.

Únete a la conversación

2 comentarios

  1. La recuperación del poder por los talibanes en Afganistan es una tragedia. No cabe duda y todo lo que al respecto se pueda decir es poco.
    Otra cosa en que, con frio o con calor, se culpe de cualquier mal a EEUU, sin más. Sin entrar en otras muchas consideraciones (que haberlas hailas y no pocas).
    Menos mal que la decisión se toma bajo la «bendecida» presidencia de J. Biden. ¡ No quiero pensar lo que hubiese pasado si estuviese al mando D. Trump ! .

    1. El blog ha elegido un estilo de entradas que no permite extenderse mucho en temas omplejos, como este. En lo de los Presidentes hay varios culpables principales. El asunto empezó con uno republicano, George Bush (y nuestro Aznar de la mano), que quería apuntarse el tanto de la mano dura con Al Qaeda para asegurarse la reelección. El mismo objetivo perseguía Trump, que quería presumir de lograr la paz en Afganistán y, a pesar de las advertencias del gobierno afgano, concedió a los talibanes todo lo que pedían en las negociaciones del 2019, incluida la liberación de miles de presos peligrosos. Biden remató el asunto de mala manera, aplicando una terrible dosis de simplismo a un asunto complicadísimo.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *