En las elecciones argentinas del 19/11 el miedo a repetir el pasado pesó más que el miedo a un futuro en manos de alguien con aspecto de loco. Aunque a muchos no les gustara Milei, los ciudadanos apostaron por romper con muchos años de inoperancia peronista que dejan elevados índices de pobreza (40% de la población) y altísima inflación (se estima que llegará al 200% a principios de 2024). Ésta última es un mal endémico, como endémico parecía el peronismo en manos de la familia Kirchner, afectado además por la corrupción.

El nuevo Presidente tendrá un Congreso muy fraccionado que podría frenar decisiones controvertidas. La coalición que lo respalda tiene sólo el 15% de los diputados en la cámara baja y el 10% de los senadores. Va a necesitar el apoyo de la derecha, Juntos por el Cambio, y de algunos peronistas moderados. De Juntos ha reclutado el ministro de economía, Luis Caputo, que ya lo había sido durante el mandato de Mauricio Macri y que también había ocupado la Presidencia del Banco Central. Caputo no es partidario de la dolarización que el Presidente llevaba en su programa. La jefa de su grupo, Patricia Bullrich quiere derogar la ley del aborto. Quizá obliguen a aplazar la dolarización y empezar a recortar derechos de las mujeres, nada nuevo cuando gobierna la derecha dura.

Luego está lo que piensan aliados de mucha influencia. Milei da signos de pragmatismo cuando se apresura a reunirse con Lula Da Silva, Presidente de Brasil, su vecino del norte y a aproximarse al papa argentino, Francisco, a los que había acusado, durante la campaña electoral, de ser comunistas o próximos. También ha visitado los EEUU e iniciado negociaciones comerciales con China a la que querría aplicar fuertes aranceles pero que pesa mucho en el comercio exterior de su país

Argentina necesitaba una sacudida que vendrá de la mano de este profesor de economía de ideología, según él, liberal anarquista. El problema antes era el anquilosamiento en un modelo de Estado excesivo en dimensión e ineficacia. “No hay plata” ha dicho el nuevo Presidente en su toma de posesión. El país debe al Fondo Monetario Internacional (FMI) 44 mil millones de dólares y en términos reales (descontando swaps y otras obligaciones de su banco central) sus reservas exteriores son negativas en unos 10 mil millones. Necesita reestructurar su deuda exterior con urgencia y reducir el déficit público, el FMI deberá condonar parte de los créditos concedidos, otra vez. Este país es su mayor error histórico.

Los problemas ahora vendrán de la sobredosis de apertura económica y los retrocesos en derechos que puede traer Milei. Deseo suerte a la Argentina que ha tenido demasiado poca en los últimos 100 años. España en general y Galicia en particular están recibiendo a muchos argentinos, descendientes de españoles que aprovechan la doble nacionalidad para iniciar una nueva vida. Bienvenidos, ayudan a compensar el déficit demográfico con personas del mismo ámbito cultural.

El populismo nacionalista y conservador, en el que parece integrarse el profesor Milei, no para de extenderse, como muestra la victoria del xenófobo Geert Wilders en Holanda, producida al mismo tiempo, aunque Wilders puede tener difícil formar gobierno en un sistema parlamentario donde no cuenta con suficiente peso en la cámara legislativa. Una posible victoria de Trump en las presidenciales estadounidenses, dentro de un año, daría lugar a un panorama internacional muy negativo. Vladimir Putin, también será reelegido el año próximo.

A ver hasta dónde llega Milei, hay quien se proclama liberal y, en cuanto puede, cierra puertas al comercio. Trump es de esa línea y Wilders levantaría nuevas fronteras comerciales para separarse de la Unión Europea. Una prueba de su actitud hacia los derechos democráticos, la base del liberalismo tradicional, se verá en el trato del nuevo gobierno argentino a los derechos de las mujeres y del colectivo LGTBI. Me temo que la mayor libertad que traiga Milei es la de ir armado, lo que se traducirá en muchas muertes, mientras restringe el aborto por respeto al derecho a la vida. La misma incongruencia de Trump y Bolsonaro. Además no “creen” en el calentamiento global, que provocará millones de muertos. Niegan los hechos porque sus países tienen reservas de petróleo y gas natural.

El autoritarismo nacionalista y represivo se llama ahora liberal, otra muestra de la confusión que trae el juego de palabras del populismo. El partido franquista español, Vox, aplaude fervorosamente la derrota del peronismo, heredero de una variante del fascismo que se escoró hacia una teórica socialdemocracia. Su fundador, el General Perón, fue fiel sostén de Franco. Ya lo decía Pío Cabanillas, aquel maniobrero político de la Transición: “la política hace extraños compañeros de cama”.

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