Las víctimas de cualquier delito sienten dolor cada vez que recuerdan lo sucedido. Más aún si fue infligido por una organización con fines políticos. El derecho penal escucha ese dolor y hace pagar por los crímenes, pero también busca que los culpables se rehabiliten y se reintegren en la vida social. La presión de las asociaciones de víctimas y de otras organizaciones está detrás de la política de no olvidar, de no admitir que aquellos asesinos y sus colaboradores puedan volver a sentirse ciudadanos normales, tras pagar crímenes castigados con las penas más duras. El deseo de venganza es natural en los que han perdido seres queridos. Ayudaría a atenuarlo que los herederos políticos de ETA hicieran una autocrítica clara, reconociendo que se equivocaron y que los crímenes que cometieron no tenían justificación. Es lo que hizo el Sinn Fein respecto al IRA. No llega con el paso dado por Otegui de acercarse a las víctimas, tienen que rectificar y condenar lo que hizo ETA.

El tema vuelve a estar de actualidad con motivo de la campaña electoral. Covite, asociación vasca de víctimas del terrorismo, ha revisado las más de 300 listas que ha presentado Bildu en Euskadi y Navarra y ha encontrado en ellas 44 antiguos etarras, entre ellos 7 condenados por delitos de sangre, que ya han cumplido sus condenas. Es una práctica habitual de Bildu, algunos de cuyos afiliados proceden del entorno etarra, y representan un pequeño porcentaje del total de presentados. Pero debería tener el valor ético de dejar de provocar dolor a los que sufrieron la violencia, al menos mientras no realicen la autocrítica que pedía antes y piden la gran mayoría de los vascos.

El asunto ha sido aireado por el PP para afearle al Gobierno que recurra a los votos de Bildu para sacar adelante algunas de sus propuestas. La presión política generada ha hecho que los condenados por asesinato se hayan comprometido a no tomar posesión si son elegidos. Espero que su partido tome nota y no vuelva a hacerlo. Aún así, creo que es un error hurgar tanto en el pasado, porque radicaliza la política española y ayuda a Vox, cuyos votos el PP admite, a pesar de que este partido tampoco haya hecho una crítica pública de la dictadura de Franco, que practicó con prodigalidad el terrorismo de Estado y creó las condiciones para una reacción terrorista, no sólo en Euskadi. Al menos los antiguos etarras en las listas de Bildu han sido condenados, han cumplido penas importantes y tienen el derecho a ser elegidos democráticamente por mucho asco que nos dé su pasado. Son delincuentes rehabilitados, tras reconocer la gran victoria de la democracia española sobre su violencia armada, lo mismo puede decirse de los franquistas, aunque la condena a estos haya sido sólo política.

No es bueno para la convivencia estar descalificando a personas por hechos del pasado, que ya han sido juzgados y condenados. Hacerlo nos enfrenta e incluso puede aumentar la popularidad de los más radicales. Las penas eternas son algo que suelen pedir las víctimas que siguen sufriendo dolor, pero no deben emplearse como arma política porque responden a una reacción visceral, impropia del debate sosegado que piden los temas comunes. La filosofía del derecho no se rige sólo por el deseo de castigo, está obligada a buscar la rehabilitación del delincuente y debemos felicitarnos cuando lo consigue    

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2 comentarios

  1. No vale, o no debería valer, hacer un reboltijo de argumentos mezclando conceptos que, unos impresentables junto a otros que, destinados a mejor causa, podrían ser tomados en condideración. Ir de neoprogre por la vida tratando de justificar lo injustificable, a nadie con un mínimo de sentido común puede convencer y, en el mejor de los casos, hace caer en el ridículo .

    1. Sabía que no te gustaría. No trato de justificar lo injustificable, les llamo asesinos y escribo que me dan asco. Les pido una autocrítica seria por lo que hicieron. Me interesa destacar los principios que rigen el derecho penal y el peligro que tiene estar volviendo al pasado todo el rato, cuando nos olvidamos que hay partidos que defienden una dictadura que derribó un gobierno elegido, con todos los defectos que tuviera, que mató y encarceló demócratas usando el aparato estatal. También a ellos habría que exigirles una crítica seria de aquello, pero se pacta con lo que sea para mantener el poder, en una y otra dirección. No me considero un neoprogre todo lo más un liberal decimonónico que se interesa por la lógica del derecho. Lástima que no coincida con un «sentido común» muy influido por el natural deseo de venganza, según de donde vengan los tiros.

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