Apuntan en buena dirección las recientes declaraciones a la prensa del presidente de la comisión ejecutiva del PNV, Andoni Ortuzar, en el marco de la negociación previa para dar apoyo a un nuevo gobierno de Pedro Sánchez. PSOE y PNV son los únicos partidos españoles que hunden sus raíces en el complicado siglo XIX, tienen experiencia en los avatares de la política y quizá consigan trabajar juntos a corto plazo con visión larga.

Tras 45 años de democracia, llega el momento de intentar superar la parte normativa más franquista de la Constitución y caminar hacia un Estado de perfil decididamente federal, con elementos confederales en las nacionalidades históricas. La línea propuesta por el PNV parece la dirección adecuada para tener un servicio público más eficiente y próximo al ciudadano, aprovechar mejor la diversidad cultural de España y prepararnos para una Unión Europea con más competencias, que irán sustituyendo a algunas de la Administración Central. Es una oportunidad para reducir el gasto público, lo contrario de lo ocurrido, por ejemplo, con el Banco de España, que sigue aumentando su costosa plantilla, cuando debería reducirla mucho tras dejar la responsabilidad sobre la política monetaria y la emisión de moneda y con muchos menos bancos que supervisar, tras el hundimiento del sistema de cajas de ahorro por la crisis del 2008, que no supo prever.

El PNV, hasta ahora el partido más votado en Euskadi, fue superado por Bildu en las últimas elecciones, una muestra más de la radicalización que nos invade. Si la situación se reproduce en las próximas elecciones autonómicas, podría necesitar el apoyo del PSOE para seguir al frente del gobierno vasco, lo que ya ha ocurrido antes. El entorno empuja a negociar con perspectiva.

Los vascos conocen bien la Administración, han estado más presentes en la construcción del Estado que, por ejemplo, los catalanes. Consiguieron que Isabel la Católica respetara sus fueros, tras apoyarla en su lucha para acceder al trono, y los han defendido y adaptado para llegar hasta hoy con bastante capacidad de autogobierno. Castilla empleó después muchos funcionarios vascos en América, eximidos de probar que no eran judíos. Contamos también con la enorme influencia de los jesuitas en los sistemas educativos de ambas orillas del Atlántico. Sin olvidar que las raíces del castellano en el latín están influidas por el euskera. Euskadi, un espacio cultural con fronteras difusas hacia el resto de España y Francia, es buen lugar para diseñar líneas con futuro cuando se cuenta con la experiencia del PNV.

En un marco de libertad política, la realidad social del país recomienda defender la diversidad y olvidar el café para todos que tiende a imponerse desde donde se sirve. Para el PSOE es una oportunidad para consolidarse en el centro progresista, haciendo oídos sordos a los aullidos de exdirigentes que habitan en el pasado. El centralismo teñido de populismo lleva a posiciones muy conservadoras, como comprobaron los fracasados proyectos centristas de UPyD y Ciudadanos, y ahora empuja al PP, el partido más votado en las últimas elecciones, a espacios próximos a Vox.

En las elecciones de julio, el PSOE ha logrado una destacada victoria en Cataluña, multiplicando por más de tres la cifra de diputados que obtuvieron Vox y PP sumados. Hereda el esfuerzo que hizo en los setenta para absorber otras fuerzas políticas, especialmente al PSC de Pasqual Maragall, comprometiéndose a buscar soluciones federales, empezando por su propia organización interna. Como la política española, la catalana necesita moderarse y tomar perspectiva común sin dejar de reivindicar su cultura diferenciada, pero olvidando excesos independentistas que tantos problemas acarrearon.

Los socialistas deberían aprovechar la compleja situación actual para poner las bases de un futuro más estable, más resiliente, más democrático, más diverso, más europeo. El PNV señala en esa dirección y es posible que se apunten, con más o menos espavientos, los nacionalistas catalanes que están haciendo autocrítica por los últimos resultados obtenidos. No hay que intentar grandes cambios, pero deben ir en buena dirección, como en el caso de la financiación del sistema autonómico cuya reforma se quiere abordar y a mí me gustaría que empezara por poner las bases de algo más parecido al modelo de concierto que tienen Euskadi y Navarra.

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6 comentarios

  1. Ni «vero», ni «ben trovato».
    El PNV no intuye y ni ha intuido nunca nada que no sea mantener y fortalecer, a toda costa, su hegemonía en Euskadi y a través de ella la capacidad de influencia en los distintos gobiernos de España. Hay que reconocer, eso si, que su capacidad de «adaptación» a las cambiantes circunstancias, a lo largo de los 45 años de democracia a que haces referencia, son todo un ejemplo de rentable oportunismo. Nada ha cambiado. Solo las circunstancias. Esa hegemonía se ve ahora gravemente amenazada por el poder emergente de Bildu y consideran que apoyar la investidura de Feijóo podría menguar, aún más, sus pobres expectativas ante las próximas elecciones autonómicas. Su visión estratégica no pasa de ahí.
    Hablar ahora de donde «hunden sus raíces» y de la «experiencia en los avatares de la política» tanto de ellos (PNV) como del Psoe de Sanchez, y concluir que les capacita para «intuir lo que España necesita» no deja de ser una infumable broma de mal gusto para consumo, únicamente, de interesados y no pocos indocumentados.
    Si ya no es corta la extensión de la entrada, no menos tendría que ser una respuesta que abordase el relato, especie de imaginario collage construido a base de una variopinta mezcla de retazos de erudición histórica y comentarios varios no siempre significativos ni en sintonía con el tema que se trata, es lo que no es mi intención entrar.
    Lo que si es constatable es que quienes se supone prestarán su apoyo a Sánchez, van cada uno «a su bola», como él va a la suya. No puede haber un proyecto serio, razonable y minimamente estable cuando el Frankestein del que se viene daría paso a otro aumentado y corregido en sus distintos y contradictorias aspiraciones y objetivos. Lamentablemente, las consecuencias negativas no se harán esperar y por grandes que sean los posteriores lamentos no devolverán las oportunidades perdidas.

    1. Ya veo que no te gusta, lo suponía. Pero tiene muchas entradas. La España de siempre, el café para todos de tiempos oscuros, te tiene convencido. Intento animar a los que proponen federalizar nuestro Estado, porque es la mejor forma, quizá la única, de desarrollar una democracia estable. El lío que tenemos ahora es importante, por eso aplaudo que el pensamiento periférico de más tradición aparque soluciones rupturistas e intente avanzar en una dirección común que parece buena para España. Este es un blog sobre estrategia en la organización colectiva, los asuntos de unos u otros protagonistas del momento, que centran mucho tu aportación, os los dejo a otros.

  2. No comento los razonamientos historicos porque creo que no deben influir tanto en la actuación de los partidos, pero totalmente de acuerdo en que lo óptimo para España, hacer lo que no se atrevieron a hacer en la transición, pensar en un estado federal. El ejemplo de los países federales actuales Alemania, Suiza, etc deja ver que esa la mejor manera de mantener unido un país diverso. Quien no lo quiera ver es porque siguen pensando que las diferencias se arreglan imponiéndose unos a otros. Son los que añoran los tiempos pasados que nunca han de volver si pensamos en un país democrático con todas las letras.
    Ya no sueño en un país confederal esto ya sería mucho correr.

    1. La experiencia acumulada enriquece las perspectivas y abre líneas de mejora a largo plazo. El marco histórico es una referencia a la mayor involucración de los vascos en la administración, lo contrario de lo que ocurre con Cataluña, lo que explica las diferentes actitudes sobre la política del día a día. En lo del modelo federal estamos de acuerdo, sin renunciar a perseguir futuros toques confederales, como ya consiguieron los vascos en el ámbito fiscal.

      1. Gracias, Enrique, por suponer acertadamente que lo que propones en la entrada objeto de comentario no iba ser de mi agrado. En caso contrario me habría preocupado.
        Creo, no obstante, que te gustó a ti menos mi respuesta, en la que me reitero. Y digo esto porque el «tono» de la réplica te es impropio. Expones desde un plano de supuesta superioridad, reservándote las grandes estrategias propias de «Gran Timonel» y dejando para terceros las cuestiones más pedestres. La clarividencia progresista pata ti y el conservadurismo paleto para los disidentes.
        Nada más incierto. Desciendes recurrentemente a lo pedestre, señalando a personas e instituciones, a creencias, costumbres y tradiciones, etc. etc., con indisimulada desconsideración, por decirlo moderadamente.
        Por supuesto que cada quien puede y hasta debe tener y exponer opiniones, pero está mejor hacerlo sin mirar por encima del hombro a quienes opinan distinto, o lo contrario, razonada y razonablemente. Y, concretando en lo que subyace en la en la entrada, recordar lo inconveniente de que el fin justifique los medios. Es lo que ahora mismo se está tramando.

        1. Nada más lejos que intentar situarme en un plano elitista, sólo que el blog trabaja sobre tendencias a largo, un poco por encima de los líos del momento

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