La muerte de Ana Vanessa Serén por los disparos de su ex pareja, Víctor González Domínguez, ha provocado consternación en Galicia y toda España. El asesino era un agente de la guardia civil que empleó un arma sin registrar porque le habían retirado la suya reglamentaria. Después se suicidó.

Probablemente no se hubiera producido la tragedia si el caso se hubiera tratado mejor. Creo que se intentó protegerla bien, como es de esperar en un caso peligroso, pero la reacción de la subdelegada del gobierno en Pontevedra, dando información sobre las veces que se contacto con ella y controló la situación de la amenazada, y la insistencia de otros políticos en esos datos indican temor a que surjan dudas sobre la actuación de la policía. A mi criterio, tienen cierto fundamento porque el autor del crimen y posterior suicida (una combinación que se da con frecuencia en este tipo de delitos) era un guardia civil y esa circunstancia pudo ayudar a que fuese calificada de riesgo medio la denuncia que presentó Vanessa como víctima de violencia de género.

Valorar estas situaciones y encuadrarlas en niveles de riesgo no es una tarea fácil para el funcionario de los cuerpos de seguridad que tramita la denuncia. Pero, aunque la evaluación inicial se quedara corta y el proceso judicial fuera demasiado lento, el riesgo medio ya incluye poder emplear dispositivos electrónicos que alerten de la proximidad del potencial agresor, con orden de alejamiento, a su probable objetivo. En este caso no se había hecho y el asesino esperó en su coche un buen rato hasta que Vanessa salió el camping de O Muiño en Oia, donde trabajaba, y pudo disparar sobre ella.

La violencia de género requiere medidas intensas en los ámbitos educativo y preventivo porque la situación empeora. Es una tendencia universal. El mismo día que lamentábamos lo ocurrido en las afueras de Vigo, unos radicales islamistas rociaban de sustancias venenosas a las niñas de una escuela del norte de Afganistán. No les llega con que los talibanes que manejan el país hayan prohibido la educación superior de las mujeres, quieren excluirlas de la enseñanza para que no salgan del entorno familiar y padres y hermanos puedan controlarlas mejor.

En el ámbito de un país avanzado, los EEUU, los Estados republicanos más radicales están haciendo imposible la práctica de abortos en un marco de legalidad, después de que el Tribunal Supremo, con mayoría muy conservadora, cambiara su doctrina anterior sobre la materia. Mi ensayo dedica un capítulo a la libertad de las mujeres porque la considero el mejor sensor de la calidad democrática de un país, que se resume bien en el marco legal para la interrupción del embarazo. Conviene recordarlo cuando nuestro próximo gobierno puede estar formado por los dos partidos que tienen recurrida la ley del aborto.

En la protección de las mujeres amenazadas, el objeto de esta entrada, es siempre mejor pecar por exceso que por defecto. Están justificados procesos muy rigurosos para la evaluación de situaciones de riesgo y el gasto que haga falta en sistemas de alarma y seguimiento. Hay muchas vidas en juego. No podemos esperar a que la cultura social mejore, hay que actuar. No llega con los discursos y la buena voluntad. Lo hemos visto con la ley del sólo sí es sí, una gran pifia del actual gobierno, cuyas debilidades, rebajar penas a condenados por violación en casos juzgados antes, acaban de ser ratificadas por el pleno de la sala de lo penal del Tribunal Supremo.

Únete a la conversación

4 comentarios

  1. Lamentable, como tantos otros, el caso Vanessa. ¡ Que pena !.
    En lo que va de siglo, digamos, por situarlo en un horizonte temporal, lo relacionado con la violencia de genero y afines, es una cuestión que viene siendo objeto de creciente preocupación y atención. Los recursos de todo tipo destinados a luchar contra esta lacra han crecido exponencialmente. Todo ello está más que justificado. Lo que dista de estarlo tanto son los resultados, ya que el problema parece evolucionar de forma inversamente proporcional a los medios habilitados para combatirlo. Siendo esto así, creo debería procederse a una despolitizada reflexión tendente a identificar lo que se está haciendo mal. Quiero poner énfasis en lo de «despolitizada» porque no faltan razones que lleven a pensar que hay mayor empeño, especialmente por parte de algunos partidos, en aparentar que se hace, que en hacer realmente, incurriendo en excesos de todo tipo que pueden estar en el origen de que el supuesto remedio provoque el agravamiento de la enfermedad. Ejemplos de ello tenemos bien a la vista para quien quiera verlos, aunque, lamentablemente, de nada servirán a los que no.
    No todo radica en demandar el incremento de dotaciones presupuestarias, en crear ministerios, secretarias de Estado y chiringuitos diversos sedicentemente orientados a resolver problemas de esta y otra naturaleza. Si el rumbo no es el adecuado, y la evidencia así lo confirma, a más inversiones y medios peores resultados,

    1. El tema es efectivamente complicado, hay una cierta tendencia a que la mayor libertad de las mujeres y, por ende, de los seres humanos, acarree mayor violencia de género. Pasa incluso en países socialmente avanzados como los nórdicos. Esta tendencia lleva a algunos a pregonar que la libertad es peligrosa para ellas y que deberían seguir con sus costumbres tradicionales, con lo que eso implica. Creo que hay que trabajar más en la educación de los varones y, aunque no soy partidario de mucho gasto público, extremar el control de los agresores hasta que se acostumbren a que ellas tienen libertad también para dejarlos plantados.

  2. Trabajar más en la educación es una receta incontestable, sea en la de los varones o en el de las hembras…
    En el caso de ellas, no se trata de ninguna de las maneras de limitar sus libertades, lo que además de indeseable sería misión imposible dada su creciente autonomía, mucho más por méritos propios que por «concesiones» ajenas, pero lo que no es de recibo es fomentar la discriminación hombre mujer y el enfrentamiento derivado. La igualdad no se consigue por ese camino. Una vez más cabe recordar que la bondad o no de las decisiones se mide por los resultados.

    1. De acuerdo en que se exageran las medidas de regular la sociedad por tipologías de base genética (https://libertadxxi.com/la-excesiva-regulacion-por-caracteristicas-geneticas-es-peligrosa/). Es obvio lo que dices de medir por resultados, el problema es que las acciones que promueven la evolución de hábitos arraigados durante milenios sólo pueden ser valorados en plazos dilatados. Eso lleva tiempo y pide sostener políticas antes de apreciar cambios profundos, por eso es un asunto polìtico

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *