Llega el AVE a Gijón. La obra que ha permitido lograrlo, la variante de Pajares -50 km de recorrido con un 80 % del trazado en túneles- ha sido muy compleja y ha costado 4.000 millones de euros y 13 años más de lo previsto inicialmente. El disparo de la  inversión se debe a que se  se valoraron mal las condiciones geológicas del túnel principal, que dificultaron su construcción. Aunque creo que la cifra que se maneja es inferior a la real, representa un esfuerzo económico desmesurado que arranca de la obsesión de los gobiernos de González y Aznar de comunicar la periferia con Madrid a mayor gloria de una visión radial de España. Los que vinieron después continuaron la fiesta.

El túnel del canal de La Mancha, de una longitud prácticamente igual a la variante de Pajares, costó 16.000 millones de hace 30 años. Tiene 39 km sumergidos bajo el Canal de la Mancha, en realidad son dos túneles paralelos separados 30 metros que unen a cientos de millones de personas y economías muy potentes. La previsión es que puedan viajar un millón de personas al año entre el área central de Asturias y la capital de España, en un viaje de 3 horas, que reduce en una hora y cuarto la duración actual y algo más cuando entren en funcionamiento los trenes Avril el año próximo. Por el Eurotunel pasan anualmente 20 millones de personas, más de 2,5 millones de coches, millón y medio de camiones, y más de 21 millones de toneladas de carga diversa.

Comparando el coste y el uso de uno y otro se comprueba el exceso cometido en torno al AVE, al que llamé Ave de Rapiña en un artículo que publiqué poco después de que se abriera su primera línea Madrid-Sevilla. Ya se veía entonces que iba a hipotecar nuestra capacidad de inversión e incentivar el aumento del déficit público durante decenios. Al menos la variante inaugurada esta semana acogerá tráfico de mercancías, que no admite el trazado AVE normal. Ese fue el grave error de diseño. Exigía mucha más inversión, que se asumió para permitir velocidades muy elevadas en la comunicación de pasajeros con la capital. Hubiera llegado con que el tren fuera a 200 km/hora y permitiera circular a los de mercancías. La velocidad límite en el Eurotunel es de 160 km a la hora.

La paradoja es que Asturias seguirá algo aislada. Si su tráfico de carga quiere usar el ancho ibérico de Adif, tendrá que subir a la Meseta por Pajares y luego volver a bajarla para llegar a Galicia, Santander, el País Vasco o el resto de Europa. Un gran rodeo a causa de que los ejes costeros no tienen prioridad. Del Cantábrico ni se habla y están sin concluir el Mediterráneo y el Atlántico hasta Lisboa, que unen mucha más población, aeropuertos, puertos y plataformas logísticas.

La Presidenta de la Comunidad de Madrid se ha molestado por no haber sido invitada a la inauguración del pasado 28, presidida por Felipe VI. Quería asistir, aunque el tramo abierto al tráfico discurra entre otras dos CCAA. Para ella debe ser una especie de nueva vía de cercanías, en su idea de que Madrid es España. Será por eso que se trata de la única autoridad autonómica que habla con frecuencia de política nacional.

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