La frontera entre Galicia y Portugal es bastante artificial, como ocurre en muchos lugares. Lo exponía en la entrada del día 2 al referirme a la separación entre India y Pakistán en Punjab. Estas situaciones son con frecuencia causa de conflictos, sobre todo cuando un Estado está al servicio de exaltaciones populistas y, peor, cuando además reacciona con agresiones a síntomas de debilidad, lo vemos en la guerra de Ucrania.

Los seres humanos modernos se organizan en patrias detrás de límites rígidos. Somos muchos y cada día más apretados, deberíamos construir una humanidad menos tribal. La Unión Europea es el intento más ambicioso en ese camino y, a pesar de sus problemas para tomar decisiones o evitar excesos burocráticos, está teniendo un efecto positivo para sus miembros. El Reino (des)Unido empieza a echar de menos lo que despreció, preso de una energía nacionalista que tiende a ser negativa. 

Vuelvo al caso del límite entre Galicia y Portugal al que he hecho referencias anteriores. Viene a cuento por un detalle anecdótico, aunque con carga simbólica. Las recientes lluvias en el noroeste peninsular provocaron el derrumbe de parte de la muralla de Valença do Minho, una fortaleza frente a Tui que recuerda, con su aspecto tan defensivo, las difíciles relaciones entre vecinos. La fortificación fue levantada después de la segunda independencia de Portugal, tras tener, durante 60 años, un soberano común con España en los reinados de Felipe II, III y  IV (Filipe I, II, y III en la cronología portuguesa).

Es una pena que se deteriore un monumento de gran valor histórico y paisajístico, que seguro será restaurado. Su decadencia lleva a pensar lo inútiles que son hoy esas defensas. La frontera entre Valença y Tui se ha diluido mucho, miles de personas la cruzan para ir a trabajar o de compras o de paseo. Sólo sufrieron una excesiva separación cuando los dos Estados se aferraron a las competencias nacionales por una situación de crisis sanitaria y las cerraron en el 2020. No fueron capaces de arbitrar soluciones para que los vecinos de ambos lados evitaran largas colas en los puentes para poder hacer lo de cada día.

Ahora la normalidad ha vuelto, la gente sigue construyendo un espacio común con naturalidad, a pesar de los que gustan de fronteras, que los hay en muchos sitios. Por ejemplo, entre autoridades académicas y educativas con responsabilidades sobre el gallego, que han construido una barrera ortográfica que lo separara de su tronco lingüístico, como sugiero en el título, y retrasa su capacidad de convertirse en una gran arma de desarrollo cultural y económico para Galicia.

Aun así y gracias a Europa, que eliminó obstáculos al comercio y pagó una autovía, Galicia y el norte de Portugal constituyen una eurorregión que es ejemplo de éxito en la erosión de fronteras. Un ejemplo a destacar, pues responde a un proceso que habría que ir replicando en otras partes del planeta para mayor felicidad y seguridad de todos.

El acercamiento de los dos lados de la raia, es beneficioso para todos. En el caso de Galicia, como adelanté en mi primer ensayo (*), escrito cuando tenía responsabilidades profesionales en Portugal, integrarse en un espacio costero de más de 12 millones de habitantes le ha permitido desarrollar músculo exportador, crecer por encima de la media de las autonomías españolas y abandonar los últimos lugares en renta per cápita. Si seguimos así, si obstáculos innecesarios se van removiendo y se construye un ferrocarril moderno para pasajeros y mercancías en el eje atlántico, el proceso continuará y Galicia será una de las comunidades más desarrolladas de Iberia.

Reproduzco al final un cuadro publicado recientemente por El País sobre la evolución de la renta per cápita de las CCAA entre 2000 y 2021. Galicia fue la comunidad de mayor crecimiento (26,43%), seguida de Extremadura (25,36%), las dos beneficiadas por una mejor comunicación con Portugal, las demás se sitúan a distancia. Galicia destaca mucho en cifras absolutas, su renta per cápita ha aumentado en ese período en casi 5.000 euros, todas las demás CCAA quedan a más de 1.000 euros de esa cifra. Ha ganado cinco puestos en el ranking, al pasar del 15 al 10. En otros 10 años podría situarse por encima de la media.

(*) O Mundo e Nós, Xerais 1999

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3 comentarios

  1. Los tiempos cambian, nada hay tan permanente como ello, y con los cambios muda también la utilidad de las cosas. Es lo que pasa con la muralla de Valensa y con otras muchas cosas. La muralla ni fue ni es inútil, simplemente ha cambiado su uso, su utilidad. Ayer torre vigía y defensiva (se dice que años atrás podía verse en ella un gran cartel que decía “Pra España basto eu”) hoy es puente, seña de identidad y reclamo turístico para nuestra localidad vecina. Antes separaba y ahora une, por eso debe y será, sin duda, debidamente restaurada, para seguir contribuyendo al desarrollo económico y social de ambas orillas del Miño. La creciente sensibilidad que vienen acreditando los gobiernos de las comunidades Gallega y Norte de Portugal no son ajenas a los importantes logros ya alcanzados entre los dos paises y profundizar en las ya iniciadas políticas lingüísticas favorecedoras del mayor y mejor conocimiento del portugués, aprovechando las significativas afinidades entre nuestros idiomas, conllevaría una estimable ventaja competitiva frente a terceros en nuestras relaciones de todo tipo no solo con Portugal si no con todos los pueblos luso parlantes, no menos de 200 millones de personas.

    1. En gran medida el acercamiento es espontáneo, los gobiernos regionales reaccionan a la dinámica que generan las personas, las empresas, las universidades. Nuestra frontera con la antigua Gallaecia Bracarense es bastante artificial. Podríamos hacer mucho más para aprovechar la proximidad entre el gallego y el portugués. Hay mucha traba regulatoria, el sistema educativo español divide los idiomas entre propios y extranjeros, para nuestro caso eso no vale. Pequeñas fronteras que defienden competencias y se usan también para evitar que el gallego se internacionalice. A muchos les da miedo, pero como bien dices es una gran oportunidad competitiva. Por cierto, el número de personas que hablan portugués está por encima de los 300 millones, sólo Brasil tiene más de 200.

      1. Acepto la corrección respecto al número de lusoparlantes, fruto de un error al escribir 200 en vez de 300, como era mi intención. Es como dices. Aunque no los conté, visité Brasil en varias ocasiones y hasta tengo un nieto Bahiano, y allí habitan más de 200 millones.

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