No debemos sorprendernos por los escándalos que afectan a la Guardia Civil por los casos Cuarteles y Mediador o la dimisión de la directora general del cuerpo por la imputación de su esposo en las malversaciones que afectaron a los ERE en Andalucía. Y siguen llegando problemas habituales que pasan más desapercibidos, como la detención del comandante del puesto de Ocaña (Madrid) hace pocos días por un asunto de drogas.

Es habitual que los cuerpos de policía registren corruptelas o excesos en el uso de la fuerza. Acaba de ver la luz la investigación llevada a cabo sobre los procedimientos de la policía londinense, Scotland Yard, iniciada a raíz de la violación y asesinato de una mujer en 2021. La conclusión del informe revela la existencia de “racismo institucional, misoginia y homofobia” en el prestigioso cuerpo. Por no hablar de los continuos casos de corrupción y abuso de fuerza por parte de las policías norteamericanas, que son tema frecuente de películas y series de tv.

La policía está en contacto diario con el crimen y la violencia, es fácil que se contagie. Pero en países con normas democráticas los asuntos turbios acaban saliendo a la luz, aunque a veces tarde. Lo que ocurre en el espacio de las autocracias es peor y más difícil de airear.

No me imagino que en España se pudiera desarrollar una serie de tv sobre corrupción en la Guardia Civil. La principal dificultad es que para muchos forma parte de la identidad nacional. Por eso es complicado hablar con normalidad de los problemas que le afectan, lo estamos viendo ahora con el caso Cuarteles. El PP acusa al Gobierno de airear el protagonismo de un teniente general del cuerpo en la trama de corrupción, para así tapar el caso Mediador, relacionado con el anterior, en el que el principal protagonismo recae sobre un exdiputado del PSOE. El PP y el resto de la oposición conservadora acusan al Gobierno de atacar a la Guardia Civil y critican el precipitado cese del jefe de la comandancia de Tenerife donde se iniciaron las investigaciones.

Es posible que el Ministerio de Interior no haya actuado con equidad en el caso de ese oficial y que sobreactúe para echar humo sobre otras responsabilidades del PSOE, pero en casos de corrupción policial es mejor pecar por exceso que por defecto, porque el problema tiende a enquistarse y corroer la fiabilidad del cuerpo. Es peor lo que hizo el Gobierno anterior, al ordenar el archivo del caso Cuarteles a finales del 17. El jefe de la Guardia Civil argumentó entonces su decisión: “no existen en las actuaciones informadas acciones  y omisiones dolosas o imprudentes penadas por la ley, ni conductas contrarias a la ética profesional…”. El propio teniente general imputado remitió la orden a asuntos internos para que le dejaran tranquilo.

La Guardia Civil fue concebida como fuerza militar de ocupación del territorio, viene de tiempos de guerrillas e invasiones extranjeras y ha sido bien apreciada por las dictaduras militares que protagonizaron gran parte de nuestra historia contemporánea. Algún día deberemos abordar los problemas de coordinación y gasto que crea tener dos estructuras policiales, un tema sobre el que ya he hecho aquí algún análisis.

A los efectos que ahora nos ocupan, el instituto armado es una organización policial que, como las demás, está sometida a jugosas tentaciones e, insisto, en la pelea por evitarlas es mejor exagerar que quedarse corto. Cuanto más protegida se sienta, más problemas dará.

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Ayer hubo una matanza en una escuela de Nashville, Tennessee. Es el treceavo suceso de este tipo que provoca víctimas mortales en colegios de los EEUU en lo que va de año, el pasado hubo 51 casos. La liberalidad que
rige allí en el tráfico de armas es el ejemplo que mi ensayo pone de la capacidad de veto que hay en los sistemas políticos actuales para abordar problemas que es necesario encauzar pero tocan intereses privados y/o visiones
colectivas de la identidad cultural. Se llama vetocracia y en España operaría seguro si a algún grupo político se le ocurre racionalizar la doble estructura policial, más aún si en ello entran policías autonómicas dentro de un proceso d
e federalizar el Estado.  

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7 comentarios

  1. El encabezamiento de la entrada no precisa de muchos razonamientos. En un Cuerpo con más de 2.000 instalaciones y de 80.000 efectivos ¿Alguien puede pensar que, por más ejemplar que sea el I.A., dejará de haber en el mismo ovejas negras?. La proximidad de Semana Santa y lo que ella representa lleva a recordar aquello de «Quien esté sin culpa tire la primera piedra»…
    Pero, ya puestos, comencemos por donde hay que empezar, que en estos casos es por el tejado, no por el suelo. ¿Es ejemplar y ejemplarizante, hay algo más cutre y bochornoso que lo protagonizado en su día por el socialista Luis Roldan, director en su día de la Benemérita?. ¿ Lo es, ahora, la Sra. Gámez Gámez, recién cesada, y calificada por el super reprobado Marlasca, nada más ni nada menos, que como la mejor Directora de la Guardia Civil ? . Parece una broma, injusta y de muy mal gusto. ¡ Como serían los demás ! . Mientras el inevitable relevo se produce (ya se verá en que termina el antes y el durante de Gámez) el reprobado «saca pecho» ante la sentencia del T.S. obligando a reponer en el cargo del que fue injustamente cesado el Coronel Pérez de los Cobos. Dice Marlasca, cual si fuese uno de los condenados y posteriormente indultados por sedición y malversación, que volvería a hacerlo. ¡ Manda guevos ! . Y sigue ahí bajo la protección de a quien sirve.
    Claro que son repudiables y dignos de los castigos correspondientes los militares miembros de distinto rango del Cuerpo, que haberlos haylos, que lo merezcan, pero se trata de casos muy puntuales y proporcionalmente no significativos. Seguro que así será y que cumplirán sus penas, pero no se trata de «vale más exagerar que quedarse corto» como se dice. ¿ Que es eso ? . ¿ Quien y como se mide ? .
    Dejémonos de historias. Lo que debe hacerse y no siempre se hace (según quien) es que se imponga el rigor en y por cada una de las debilitadas instituciones del Estado. Resucitemos a Montesquieu. Que se exija a todos los niveles el cumplimiento de sus deberes y obligaciones y, en su caso, condenas, así como, naturalmente, el ejercicio de sus derechos. Que se cumplan estrictamente las sentencias judiciales, sin interpretarlas y/o ejecutarlas según lo que mejor convenga, al servicio y mayor «gloria» de intereses espureuos, sin que tengamos que asistir a diario a una vergonzante novedad.
    De otra forma no vamos a ninguna parte. ¿ O si ?.
    Lo que debe imponerse

    1. El «Lo que debe imponerse» no procede. Es un error al escribir. Me disculpo por ello.

    2. Te veo muy defensor de una antigualla que habría que fusionar con la policía nacional, aunque para muchos es parte de la identidad de España. Una historia asumida sin crítica.

  2. Me atribuyes una defensa de la Benemérita (el adjetivo hace tiempo trcó en sustantivo) que no he hecho, ni falta que hace a la Guardia Civil, cuando año tras año encuestas públicas y privadas concuerdan en considersrla como la institución española mejor valorada. Puede que sea eso mismo lo que pudiera poner en riesgo su continuidad…
    No tengo opinión sobre si debería fusionarse, o no, con la Policía Nacional, pero creo que una hipotética decisión en sentido afirmativo debería estar precedida de un riguroso estudio (no es a lo que estamos acostumbrados) que deje fuera de toda duda significativas sinergias positivas, tanto en eficiencia como en eficacia, respecto a los fines y objetivos que cada uno de los cuerpos tiene encomendados. No cabe, o no debería caber, que se impongan criterios de oportunidad política, aunque ya sabemos todos lo que pasa…
    Lo que si hecho de menos en tu respuesta es algún comentario sobre lo que si dije, además de referirte a lo que no.

    1. Creo que ya metí una entrada sobre el tema, cuando el gobierno reforzó el caro sistema de coordinación entre los dos cuerpos nacionales de policía, que además de caro funciona mal y resta mucha eficacia. Habría que fusionarlos y retirarles la tutela militar que procede de tiempos de dictadura. Si, además, nos orientamos a una solución de tipo federal, que es la más eficiente y permitiría mejorar la integración de la diversidad, el cuerpo central quedaría sólo para la gran delincuencia, como el FBI en los EEUU.

  3. Aunque los puntos de vista respectivos paracen estar ya suficientemente claros, creo que lo que dices, de ser podible, cuando fuese, debe de ser con los condicionantes que cité.
    Los EEUU son los EEUU y su problemática y necedidades difieren de los nuestros. No parecen servir de ejemplo en materia de seguridad quienes tienen y mantienen la libertad de uso de armas que tanto denuncias. La situación de tipo federal, aquí y de momento, en la materia que tratamos, dista de ser equiparable a la americana.
    «A donde vas, manzanas traigo». A eso suena tu ausencia de comentarios a mi negativa a dar por bueno eso de «es mejor exagerar que quedarse corto» en el sentido que propones. Lo mismo sucede
    (silencio) respecto a lo que indico sobre la conductas nada ejemplares y ejemplarizantes de algunos directores general@s, políticos, de la G.C., y las preocupantes decisiones (las reprobadas por el T.S., entre otras) e inaceptables justificaciones del Ministro de Interior. No parece muy serio detenerse en la censura de militares de distinto rango de este cuerpo, que no son proporcionalmente significativas respecto al número de efectivos e instalaciones, y mirar para otro lado cuando se trata de los máximos responsables del I.A. Políticos, algunos de ellos, cuyas actuaciones son incalificables.

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