La actual visita de estado a China de Xiomara Castro, Presidenta de Honduras, es otro indicador de la creciente influencia del imperio asiático en América Latina. Ambos países han reanudado sus relaciones diplomáticas en marzo, siguiendo la decisión del gobierno hondureño de olvidarse de un Taiwan independiente.

Puestos a encontrar razones rebuscadas al ascenso de las relaciones con China, podría pensarse que conectan con el rechazo a los imperios ibéricos que colonizaron la zona después de los viajes de Colón. Al fin al cabo los indígenas del continente americano, sometidos por españoles y portugueses, son de razas mongoloides y los que tienen ojos rasgados les deben resultar menos extranjeros. Pero la influencia de sentimientos antiespañoles que, de vez en cuando, airea el actual Presidente de Méjico, es anecdótica en política internacional. Pesa mucho más el antiimperialismo frente a EEUU. La primera potencia mundial considera a veces el territorio al sur de Río Grande como un patio trasero al que arrojar basura y, de vez en cuando, bajar a poner orden.

China desafía el liderazgo norteamericano y encuentra aliados naturales en ese patio trasero. El principal país de la región, Brasil, comparte historia colonial con la antigua Formosa (Taiwan), y ha salido de una etapa muy reaccionaria, la presidencia de Bolsonaro, para volver a la izquierda tradicional. Su Presidente, Lula da Silva, fue también muy bien acogido en China hace unos meses. Allí alabó el papel de sus anfitriones para negociar la paz en Ucrania, una visión que defiende los intereses del invasor (entrada del pasado 25/4). Pocas semanas después, Lula rescató del ostracismo al desastroso dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, acogiéndolo en Brasilia con todos los honores.

La propia Cuba, un Estado que siempre hecha las culpas de sus reiterados fracasos al vecino del norte, ha recuperado algo de protagonismo en política regional por el ascenso de populismos de izquierda. La semana pasada hubo rumores de que su gobierno había autorizado una base de espionaje chino en la isla, que pronto fueron desmentidos por China y los EEUU. Aun así, el New York Times, citando una fuente confidencial en la Administración Biden, considera que la base es operativa desde el 2019. Puede ser, Cuba está muy necesitada.

No hay que dar muchas vueltas a las razones de la creciente influencia de China en Iberoamérica, la principal es la de siempre: el dinero. Por primera vez, como se comprueba en el gráfico, el volumen de comercio del continente situado al sur de Méjico con la potencia asiática ha superado al que mantiene con los EEUU. Está entrando mucha inversión china para asegurarse el abastecimiento de materias primas estratégicas y lograr apoyo internacional. Ante ella se arrodillan los antimperialistas, aunque las empresas chinas impongan malas condiciones laborales o no les importe provocar impactos medioambientales muy negativos. Una vergüenza para gobiernos que se consideran progresistas.

Al gran hermano asiático de ojos rasgados le va muy bien con el acuerdo que impone: tú dame materias primas, que yo las transformo. Un cuento chino, edulcorado con mensajes anti yanquis y capitales poco escrupulosos. Ellos van como tiros, los iberoamericanos se quedan atrás. No tienen más que ver este gráfico que muestra la evolución del PIB per cápita en esas áreas del mundo desde 1960 a 2021.

Una conclusión importante de mi ensayo que repito con frecuencia: los enfrentamientos en el mundo de hoy no son ya entre izquierdas y derechas sino entre demócratas y autócratas. En Iberoamérica hay demasiada compresión hacia estos últimos cuando emiten el habitual discurso anticapitalista. La verdadera lucha para conseguir el desarrollo económico pasa por dejar de depender de la explotación de materias primas, que siempre es base fértil para mensajes populistas de izquierdas o derechas. Deben apostar por la educación y la investigación, por generar una industria competitiva y una clase media que dé estabilidad.

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2 comentarios

  1. La apuesta por lo que citas en el último párrafo, es receta que nunca falla y en todo caso debería ser de aplicación. Eso no meterse en «honduras» …

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