La gran potencia ascendente es una grave amenaza, un país totalitario con un sistema económico y social muy contaminante. Comentaba en la última entrada, al hablar de su creciente peso en Iberoamérica, su obsesión por asegurarse las materias primas sin importarle mucho las consecuencias ecológicas. Se ve con claridad en el gráfico que muestro a continuación, tomado de The Economist, mi proveedor habitual de este tipo de resúmenes estadísticos bien diseñados, que refleja la evolución del consumo mundial de carbón, desde el 2000, y la proyección hasta el 2025.   

A pesar de que deberíamos eliminar el uso del carbón con mucha urgencia, su consumo no frena. Es el más contaminante de los combustibles fósiles y el planeta va a sufrir peores tensiones climáticas de las que ya registra, si continuamos acumulando carbono en la atmósfera. China es el principal obstáculo, quema más del 50% del total mundial, sin olvidar a la India que es el segundo mayor consumidor de la piedra negra y está aumentando su empleo. Hay que presionarles para que aceleren el fin del uso de esa fuente de energía. Y también a sus proveedores, con ayudas al cierre de empresas mineras y a la recuperación de los espacios degradados, acompañadas de sanciones comerciales si no van parando la exportación de carbón y empujan a los dos gigantes asiático a frenar su consumo. Sus principales abastecedores son Indonesia, Australia y Rusia, como se ve en el siguiente gráfico.

Hoy representaré a la Fundación Juana de Vega en la firma de la renovación de un convenio con la Universidad de Vigo para la financiación del Observatorio Eólico de Galicia radicado en esa institución. Me acompañarán en el acto, presidido por el rector de la Universidad, representantes de las otras dos fundaciones gallegas que también están en la tarea, la Fundación Isla Couto y la Fundación Paideia. En total, la aportación de las tres fundaciones aumenta un 150 %. El objeto del OEG es estudiar la implantación en Galicia de la energía eólica, que aquí tiene un enorme potencial, proponer medidas que enriquezcan su aportación al entorno donde se instala y asesorar sobre ella a los vecinos de esas zonas no siempre bien asistidos por las instituciones y empresas productoras. Todos debemos ayudar a terminar con la emisión de gases de efecto invernadero y hay que hacerlo correctamente porque, además de lo relacionado con el medio ambiente, el proceso es una oportunidad para que la producción de energía se haga de forma más armónica y descentralizada.

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