La clara victoria del candidato republicano en las elecciones para gobernador de Virginia, un Estado vecino de la capital donde Joe Biden había vencido con claridad en las presidenciales de hace un año, es un síntoma de un problema más profundo. Muchos americanos han perdido interés en su Presidente y, además, su apresurada retirada de Afganistán le ha hecho aparecer ante ellos como un político de corto vuelo, aunque lleve mucho tiempo volando en política. Tampoco le ayudan fotos como la de esa cabezadita en la cumbre de Glasgow sobre cambio climático.

Biden ya ha cumplido el objetivo principal que tenían algunos votantes: librarse de Donald Trump. Para no seguir en una tendencia negativa, los demócratas deberían olvidar los roces entre ellos y centrarse en sacar adelante las medidas de mejoras sociales e inversiones en infraestructuras y contra el cambio climático, que figuran en su plan de recuperación económica. Llevan demasiado tiempo con ellas, plagándolas de recortes y limitaciones, es un tema que ocupa mucho espacio en las noticias y les desgasta.

El 2022 se les presenta complicado. La FED, su banco central, ha decidido empezar a reducir las masivas compras de deuda que ha venido haciendo desde principios de la pandemia para inyectar liquidez en la economía. Preocupa la inflación, de mantenerse a niveles por encima del 3% es posible una subida de tipos de interés a mediados de año que podría afectar al crecimiento. Poco después habrá elecciones legislativas, si pierden la ajustada mayoría que tienen en una o en ambas cámaras se limitará mucho su capacidad de gobierno.

A pesar de todo, Biden es un buen Presidente, tiene un equipo muy profesional que ha conseguido sacar adelante más legislación relevante que Obama en el mismo tiempo. Deben terminar el largo proceso del plan de recuperación y vender mejor todo realizado. Trump estaba todo el día presumiendo de lo que hacía, aunque no hiciera nada. Su sucesor debe dedicarse más a difundir sus logros si no quiere que en el 2024 resucite la pesadilla que le precedió.

A pesar del revés en Virginia, en las elecciones del martes su partido conservó con brillantez dos grandes feudos progresistas de la costa este. Nueva York eligió a su segundo alcalde negro, Eric Adams, que contará con el apoyo de la que fue su rival en las primarias, la hispana moderada Kathryn García. Un poco más al norte, Boston proclamó su primera alcaldesa y primera persona de origen asiático en ocupar ese cargo, Michelle Wu, respaldada en su carrera por la senadora progresista, Elizabeth Warren, e incluso por políticos locales republicanos. Esos resultados muestran un partido que da cabida a la diversidad a todos los niveles, frente a los excesos de machismo y supremacismo blanco de muchos partidarios de Trump. La praxis demócrata es necesaria para obtener todo el potencial de la base humana, la mayor riqueza de cualquier país como reitero en el libro y en el blog.

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