El último continente que se estructuró en torno a estados nación independientes da un paso para favorecer el comercio y saltarse las fronteras con aranceles, uno de los graves inconvenientes del modelo institucional predominante. El día 1 entró en vigor el Acuerdo de Libre Comercio Continental Africano (AfCFTA). 

La noticia, que pasó casi desapercibida en los medios de comunicación, deberá ser muy relevante para su suerte. Como resaltó el Presidente de Sudáfrica, Ciryl Ramaphosa, que ejerce ahora la presidencia de la Unión Africana, se trata de poner en marcha el mayor mercado único de mercancías y servicios de mundo y cambiar la suerte económica del continente.

Las potencias coloniales dejaron fronteras poco realistas que han ayudado a la proliferación de guerras con base étnica o religiosa. África sigue teniendo demasiados líderes autocráticos y problemas serios de corrupción, salud y pobreza, aunque existen ejemplos de países que funcionan razonablemente bien y el nivel de vida mejora poco a poco.

Un mercado único ayudará a especializar las economías y a dar más dimensión a las empresas. Si los flujos de intercambio aumentan de forma sostenida, las tensiones entre grupos étnicos y religiosos se irán suavizando porque no tendemos a agredir a clientes y proveedores que nos resultan imprescindibles. Ideas que no son nada nuevas, en el libro cito al ilustrado Montesquieu cuando decía aquello de que la tendence naturel du comerce é conduir a la paix”.

Los europeos, especialmente los del sur de nuestro continente que recibimos las oleadas de inmigrantes africanos, estamos muy interesados en favorecer un proceso esperanzador, pero que encontrará todo tipo de dificultades. Tenemos mucha experiencia en gestionar un complejo mercado único, que estamos obligados a compartir con nuestros vecinos. El apoyo técnico y las ventajas comerciales deben utilizarse para reforzar las políticas de erradicación de la pobreza y de mejoras en el ejercicio de los derechos humanos. Si se hace bien apoyándonos en nuestra larga historia de relación con África, mucha de ella no es para sentirnos orgullosos, les compensaremos en parte por los perjuicios causados. También frenaremos la presencia de China en la zona, muy aficionada a reforzar dictadores y poco interesada en la defensa de los derechos humanos.

La foto que acompaña este texto fue tomada hace 41 años en el interior de Nigeria, el país más poblado del continente, donde estuve entonces casi dos semanas por razones profesionales. Una ocasión que me permitió ver de cerca los líos que causaban unas fronteras ilógicas (parte fueron establecidas de acuerdo con concesiones mineras en tiempos coloniales), la pobreza, los 250 grupos étnicos diferentes, los enfrentamientos entre un norte islamista y un sur animista, la corrupción propagada por la abundancia de petróleo, que había sido la causa de la guerra civil de Biafra poco antes….

Ahora han dado un primer paso importante para intentar superar todo eso y debemos apoyarles, lo necesitamos y se lo debemos. La primera cosa concreta que hay que hacer es garantizarles que van a tener acceso rápido, al menos para su población más amenazada, a las vacunas contra el COVID 19 que acaparan los países ricos, . La salud es una piedra angular del desarrollo social y económico.

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