Tengo interés en este empresario de éxito que se mueve por encima de fronteras y disfruta de mucho poder, tanto por el capital que acumula, como por su influencia en la información y la comunicación, en tiempos en que la IA permite manipulaciones sofisticadas para alterar comportamientos políticos y comerciales. Este blog tiene una categoría de clasificación de sus escritos denominada zuc-ker-berg. Agrupa a los que defienden la necesidad de romper posiciones de dominio que amenacen con alterar mercados y vida social.

Las medidas que se están promoviendo, desde organizaciones vinculadas a los derechos y libertades democráticas, hacen concebir esperanzas de que se pueda frenar, al menos parcialmente, la deriva carca que Trump lidera y que lleva a desgastar el Estado de derecho para que el niño gordo, rico y mal criado haga lo que le apetezca. Los EEUU tienen una larga experiencia en combatir altas cuotas de mercado, que intenta dirigir contra los gigantes de internet. Por su parte, la UE, ha impuesto multas por 700 millones de euros a Meta y Apple, y países asociados como España (tasa Google) están en esa línea y molestan a ricos que apoyan al Presidente Trump.

Zuckerberg ha sido recibido en la Casa Blanca y en Mar-A-Lago y aportó un millón de dólares para el show que se montó para celebrar la presidencia del magnate. Su empresa, Meta, ha reforzado en estos últimos meses su consejo de administración con dos mujeres afines al Presidente (Dana White y Dina Powell, esta última estuvo en el primer gobierno Trump).

Es necesario pararles los pies a toda esta gente que piensa que puede manejar el mundo a su antojo. La Comisión Federal de Comercio (FTC) de los EEUU lleva investigando a Meta desde el 2019 por haber adquirido Instagram (2012) y WatsApp (2014) que le hacían competencia a Facebook, la red social que catapultó a Zuckerberg al olimpo de los grandes hombres del futuro. El origen de Facebook fue la Universidad de Harvard, que el gobierno a quien apoya intenta someter a su línea retro.  Prefieren el control, ya no están para ideas nuevas, como fue crear Facebook.

Mucho han cambiado las cosas en el primer Estado democrático, el equipo de Trump maneja con agresividad su poder político para proteger a los suyos o mandar inmigrantes a una cárcel de El Salvador. Zuckerberg no debe estar muy preocupado por la FTC, a la que han empezado a apretar las tuercas, cesando a su presidenta, Lina Khan, muy combativa contra las prácticas monopolísticas. Un ataque más a las instituciones que protegen el funcionamiento de los mercados para evitar posiciones de dominio que dañen la competencia y también la libertad política.

Este blog defiende la necesidad de que nadie pueda controlar más de una red social. Los momentos que vivimos son delicados. Unas pocas personas intentan que el mundo vaya donde a ellos les parece. Sigue siendo necesario lograr el zuc-ker-berg, pero no lo veo fácil, tiene muy buenas conexiones. La prueba me la acaba de dar The Economist, creado en 1843 para defender un modelo económico liberal, que, en contra de su línea histórica, ha publicado un editorial, el 19 de abril, pidiendo que se desestime el caso planteado por la FTC en los tribunales contra Meta, bajo el argumento de que ya hay otras redes sociales, además de las tres suyas. En el propio editorial reconoce, es de alabar su transparencia, que el responsable de uno de los principales accionistas del semanario (John Elkann, presidente de Stellantis, patrimonio 2.700 millones de dólares) pertenece al círculo próximo a Trump.

Soy antiguo lector y suscriptor de esta revista semanal, que me ha decepcionado en un tema trascendente en el mundo de hoy. Reproduzco el texto de una carta, que les he enviado y que me temo que no publiquen. En ella expreso que el problema con Meta no es sólo de competencia, sino de acumulación de poder y capacidad de alterar la vida social, les pregunto que opinarían si ahora le da por comprar Tik-Tok. ¿No hay límite? 

I disagree with The Economist last issue leader on the anti-trust trial that Meta is facing. It´s not only a question of competition, the real problem with the group of social medias that Zuckerberg controls is over-accumulation of power in communication and information systems, in times of AI, of growing capacities for manipulation. Democracy and markets are strongly connected in that sensible space. We ought to protect our societies against concentrations of power in few hands, one of the principal problems we face nowadays. A little group of companies that work worldwide, crossing all boundaries, are too influential and too rich, they can acquire rivals as Meta did with WhatsApp. Would we authorise them to buy Tik-Tok ? For the health of modern societies, nobody should be allowed to own more than one social media.

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