Es igual lo que les pase -llueve demasiado, hay sequía, terremoto, ciclón, aparece un virus contagioso, la gente protesta, sube el precio del arroz, baja el precio del arroz…- al final siempre encuentran la solución mágica: “fortalecer el control de los medios y de Internet”

Habían prometido más transparencia por la crisis del coronavirus. Pero, como consecuencia, cantaban mucho los fallos e improvisaciones en la gestión del problema. Si algo no tolera el régimen totalitario chino es ser criticado. La dinámica de información abierta estaba provocando comentarios y bromas de todo tipo sobre la ineficacia burocrática. Se acabó: tijeretazo a la información, más censura.

Como si no tuvieran ya bastante tijera y lápiz rojo en aquel país cerrado y controlado hasta el límite. Viene a cuento, una vez más, lo que se expone en capítulo 3 del libro sobre “El poder de la Palabra”. Algunas de sus frases: “la libertad de expresión es la madre de todas las libertades”, ”el ejercicio de la libre crítica es lo que más irrita al poder”, “pueblos informados son más difíciles de manipular”…. Nada nuevo bajo el sol.

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