Texas es un Estado en expansión y de tendencia conservadora. Constituye la gran alternativa que la derecha americana presenta frente a California, vanguardia en nuevas tecnologías, respeto a las libertades y programas sociales, referencia del éxito de políticas progres. En Texas, el Estado con más PIB y votos electorales después de California, Trump se impuso con claridad en las presidenciales de noviembre pasado. También había vencido allí en las de 2020, aunque no le sirvió entonces para seguir de presidente.

Texas  cuenta con una economía diversificada, con presencia de importantes empresas, también de nuevas tecnologías, IA incluida. Pero no olvida el petróleo, el origen de su esplendor. En consecuencia, predomina el negacionismo del cambio climático y se aplaude, por ejemplo, que la nueva ley fiscal de Trump haya recortado las ayudas a la producción de energías limpias, si bien ellos tienen gran potencial para la de origen solar. Son defensores del neoliberalismo que promueve recortes en servicios públicos para la protección de la salud de la gente.

La desgracia que ocurrió allí recientemente debería hacerles reflexionar. De un lado el cambio climático, en el que muchos tejanos no creen, está provocando episodios meteorológicos más virulentos con consecuencias desvastadoras. El pasado día 5, una tormenta dejó más de 100 muertos al provocar una lluvia torrencial y el rápido desbordamiento del río Guadalupe. Muchas de las víctimas se produjeron en un campamento cristiano de verano (Mystic Camp), situado al lado del río y orientado a dar formación en distintas actividades, religión incluida. Quizá por eso no había alumnos de ambos géneros, sólo  niñas, del orden de 750. Línea política de la derecha, educar a niñas para promover la función reproductiva.

Mientras tanto, expulsan mejicanos católicos, extranjeros en una tierra que era parte de Méjico cuando se independizó de España en 1821. Le fue arrebatada por unos jóvenes y expansivos EEUU en 1845. La base de esta anexión estuvo en la política del gobierno mejicano de repoblar la zona, recurriendo a la llegada de colonos anglo americanos. Este precedente podría ser alegado por los mejicanos para recuperar Tejas si llegan a ser allí mayoría, una razón más para expulsarlos. Sus vecinos del norte siguen siendo muy expansionistas, aparte de racistas.

Por otra parte, los recortes realizados por la Administración Trump en servicios públicos son considerados responsables de que no hubiera una alerta previa que llevara a desalojar la zona ante la previsión de lluvia torrencial. No disponían de fondos para mantener suficiente personal de guardia ese día, que coincidía con el puente del 4 de julio, fiesta de la independencia. El debate sobre quien tiene la culpa de no haber avisado de lo que se les venía encima, recuerda al relativo a las  inundaciones de noviembre en Valencia que se saldó con más de 200 fallecidos, una cifra a la que quizá se aproxime la de Tejas, cuando terminen e contar muertos y desaparecidos. Los políticos sólo asumen responsabilidades y cambian cuando no tienen más remedio. El presidente de la comunidad valenciana, administración responsable de dar la alerta que no se produjo a tiempo porque, al parecer, él estaba distraído en otras cosas, seguía pavoneándose y recibiendo ovaciones en el congreso de su partido ocho meses después.

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