El Gobierno va a presentar en el Parlamento el acuerdo que negoció hace un año con Reino Desunido para frenar la evasión fiscal en Gibraltar. El Tratado incluye, entre otras, medidas que impiden tributar en el Peñón a empresas que tienen su principal actividad en España. En general supone una mejora sustancial sobre la situación actual. Ya era hora.

En mi libro defiendo tres tipos de políticas para reforzar la capacidad del Estado de contar con recursos y poder luchar contra la creciente desigualdad. Una de ellas es la de tratar de suprimir paraísos fiscales y excesos de competencia en tipos impositivos, las otras son la de prepararse para eliminar el papel moneda y la de esforzarse en reducir aparatos burocráticos del Estado, que están duplicados o han perdido parte importante de sus funciones.

El acuerdo sobre Gibraltar es fundamental para España porque el Peñón es un tinglado para no pagar impuestos. De eso vive. Llegar a acuerdos es muy positivo, pero luego hay que aplicarlos con firmeza, amenazando incluso con el cierre de frontera, a pesar de que el Peñón represente muchos puestos de trabajo en una comarca con alto desempleo. Es una zona con demasiada tradición de contrabando y de generación de pantallas fiscales.

Estamos en un momento idóneo para ello aprovechando la negociación para materializar el Brexit. La tendencia internacional va en esa línea, como explico en el libro, porque los Estados se dan cuenta de que no pueden permitirse escapes recaudatorios que les perjudican mucho cuando necesitan cubrir necesidades básicas de la población. Los propios ingleses ya obligan, desde el 2018, a que la pléyade de pequeñas islas y peñones que dejaron esparcidos por el mundo, convertidos en paraísos fiscales, establezcan registros públicos con las compañías domiciliadas en cada uno y sus accionistas.

Algo se está moviendo en la dirección correcta, la UE debe asegurarse que el Reino Desunido no cambie de rumbo y se vuelva a competir en exceso dentro del campo fiscal. España tiene que apretar a Gibraltar todo lo que sea posible. Eso le dará fuerza moral para sentarse también con el Obispo de la Seo de Urgell, copríncipe de Andorra, y aplicar allí la misma receta.

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