El porcentaje de diputadas en el Congreso ha caído del 47,4% al 44% después de las elecciones del día 10. La principal razón es el fuerte aumento de la representación de Vox, que sólo cuenta con un 26,9% de mujeres entre sus parlamentarios.

La mayor presencia de partidos de derecha radical en varios países europeos y americanos es un retroceso en la lucha de las mujeres para equiparase con los hombres . Lo que acaba de ocurrir en las elecciones pasadas es una advertencia. Uno de los cinco capítulos de mi libro se dedica a la libertad de las mujeres y en él advierto que ellas serán las principales perjudicadas de la vuelta al pasado que estas formaciones propugnan. Recuerdo allí la conocida novela de Margaret Atwood, El Cuento de la Doncella, un vaticinio de lo que les podría pasar a las mujeres en caso que gobierne la ultraderecha cristiana.

Me gustaría conocer más los perfiles sociológicos de los votantes de Vox, además de su presencia geográfica muy ajustada a las zonas que más reivindican una visión nacional-católica de la España unitaria, que siempre confunden con uniforme. Igual que sacan de contexto el principio jurídico de igualdad ante la ley (nadie puede ser discriminado en el ejercicio de sus derechos básicos) para pedir que todos seamos iguales en características culturales, en nivel de desarrollo…, lo que es imposible.

A falta de estudios más detallados sobre estos asuntos -como el trabajo sobre el Brexit de David Goodhart (1) que cito en el libro- mis años de juventud en el franquismo y mi temprana inclinación por tratar de entender en directo cómo funcionaba su base social me permite aportar un par de ideas.

Creo que el ascenso de Vox entre los jóvenes de menos ingresos y nivel cultural, tiene que ver con las frustraciones del machismo tradicional, que ve en la formación y éxito profesional de las mujeres y en su mayor autonomía un peligro para sus ambiciones de posesión carnal y mejora laboral. Es decir que en este extremo de la escala social -jóvenes de baja formación- los votantes franquistas deben ser mayoritariamente hombres.  

En el otro extremo, nivel de renta elevado, queda un núcleo residual de nacional catolicismo que mantiene bastante influencia social, especialmente en la capital del Estado. Es en ese espacio donde Vox encuentra a las finas señoras con formación universitaria que lleva en sus listas. Señoras muy católicas que creían hasta hace poco en un orden divino en el que es normal exigir que las mujeres se cubran con un velo. Probablemente es el segmento de votantes de este partido con más presencia femenina.

La libertad de las mujeres, “la mayor oportunidad de enriquecimiento que la modernidad  ofrece a la sociedad” (2) y un logro por el que han tenido que luchar mucho, empieza a peligrar. Ellas deben situarse en primera línea para frenar a los neo fascistas.   

(1) The Road to Somewhere. The Populist Revolt and the Future of Politics.

 (2) La Libertad en el Siglo XXI.

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