Supongo que Nicolás Maduro o Vladimir Putin están encantados de la escalada de precios del crudo. Tampoco les viene mal a los ayatollahs de Irán, lo que refuerza las sospechas de que algo tuvieron que ver con el ataque a instalaciones de almacenamiento y refino de Arabia saudí. A sus pueblos les llegará poco de los beneficios y sufrirán con más intensidad la deriva de los que los dirigen.