Las páginas rosa de El País del pasado domingo recogían un interesante artículo (1) del nobel de economía Joseph E. Stiglitz en el que explica los excesos que se han cometido, en los últimos 40 años, de la mano de un pensamiento económico que todo lo fía a los mercados. Indica que “La era del neoliberalismo no tuvo nada de liberal. Impuso una ortodoxia intelectual con guardianes totalmente intolerantes del disenso”. Su artículo termina con una apuesta por “revivir la Ilustración y volver a comprometernos con honrar sus valores de libertad, respeto al conocimiento y democracia”

Por este mismo tipo de reflexiones elegí titular mi libro: ”La libertad en el Siglo XXI”. Es de libertad de lo que hay que hablar, de organizarse para controlar los excesos de los autócratas, las noblezas del dinero, los manipuladores de la información y las castas que ocupan los aparatos políticos. En él, entre otras cosas, explico que la economía de mercado, que defiendo por razones que allí expongo, debe ser regulada si no queremos que se convierta en una palanca para generar desigualdad y otros problemas. Una economía de mercado capaz de controlar abusos es lo único que garantiza condiciones mínimas para el arraigo de las libertades.

El pasado día 13, comentaba en este blog (Sobredosis de mercado en Chile) los problemas que los excesos del neoliberalismo han provocado en el país andino, que, como consecuencia, está sufriendo una fuerte crisis social. Ahora quieren olvidar una etapa que trajo crecimiento pero también desigualdades tan graves que la democracia es incapaz de tolerar. Chile, que fue alumno destacado de los gurús del neoliberalismo, está preparando su fin. Espero que lo logren y que cunda el ejemplo en los propios EEUU de donde les llegaron recetas con dosis excesivas de mercado y donde, como en Chile, deberían comenzar por acometer un sistema público de salud con vocación de cubrir a todos. Es lo que proponen algunos de los candidatos demócratas que se han presentado a las primarias presidenciales de 2020.

(1) El fin del neoliberalismo y el renacimiento de la historia

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