Sra. Isabel II: Si quiere seguir yendo tranquilamente a Balmoral, pida ayuda a los españoles

Le podemos echar una mano metiéndole el miedo en el cuerpo a los escoceses, antes del hipotético referendo, y así evitar todo el lío de la independencia y de tener que negociar su permanencia como Jefe de Estado de Escocia para poder pasar los veranos donde le apetezca, sin enseñar el pasaporte . Si su gobierno ayuda a provocar una polémica en España sobre la posible entrada de una Escocia independiente en la Unión Europea, quizá consiga que nuestro gobierno se pronuncie a favor de vetar esa entrada.

Aquí lo que importa es mandar un mensaje a los que piensan que una Cataluña independiente podría ser miembro de la UE. Especialmente a los potenciales miembros de España Suma, que en el caso de Escocia, como en otros, deberían llamarse España Resta.

Ya nos hemos olvidado, pero el actual gobierno, teóricamente menos aficionado a restar, ya cesó al cónsul de España en Edimburgo, el pasado junio, por ocurrírsele decir que España no vetaría una hipotética entrada de Escocia en las instituciones europeas en caso de que se independizara. El hombre debió pensar que decía lo lógico.

Así es este país nuestro. Puede ocurrir, es bastante probable, que Escocia se independice del Reino Unido. En España muchos pensarán que no debe entrar en la UE, a pesar de haber conseguido la independencia de forma legal. ¿Son menos europeos los escoceses que nosotros o los griegos? ¿Están en América o en Asia? ¿Seguiríamos vetando la entrada de Cataluña en la UE si se independizara legalmente? ¿Recurrirán al ejército para evitarlo? Ganas no les faltarían. Un lío mental para muchos españoles a los que no les gusta pensar..

¡Venga señora, mueva sus hilos! Podemos ayudarla a evitar que se convierta en monarca del Reino Desunido. Apele a nuestro orgullo patrio: sería la segunda vez, desde los tiempos de Carlos I y Felipe II que intentamos influir en quien reina ahí. Nosotros sabemos mucho de unidad, desconfíe de las sutilezas democráticas de su país.

En mi libro se analizan las presiones internas que provoca el proceso de unidad europea.

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