Díaz Ayuso es una dirigente muy combativa a la que no le gusta perder enfrentamientos. Desde el principio de la pandemia, optó por que se aplicaran a Madrid las medidas más suaves posibles. Se equivocó. También el Gobierno, incapaz entonces de hacer lo de ahora, por eso hay que volver a una situación de mayor control de la movilidad. La capital ha sido el mayor foco de difusión de covid 19 de Europa, pero su presidenta milita en la línea de soluciones blandas, que quitan relevancia al desafío del coronavirus, como Bolsonaro o Trump, que presiden países con cientos de miles de muertos.

Tiende a convertir las discrepancias en corral para peleas de gallos. La confrontación permanente, la manipulación de datos y la resistencia ante los tribunales, la están convirtiendo en una mezcla de Agustina de Aragón y Puigdemont, versión madrileña, que le gusta al nacionalismo español más retro. Esto la separa de Ciudadanos y la aproxima a Vox. Sus fieles están entusiasmados con ella y no dudan de lo que dice. Parece una paradoja, pero, si sigue así y nada indica que vaya a cambiar, cada vez tendrá más entusiastas y menos votantes. Suele ocurrir con los radicales.

Es dramático que una crisis tan grave esté llevando a una mayor división del país, cuando tendría que ser lo contrario. Lo que estamos consiguiendo es que los problemas de salud se agraven y, con ellos, los de la economía, a pesar de lo que digan asesores de Trump, Bolsonaro, Johnson, Díaz Ayuso y compañía.

Causan muchos muertos innecesarios, aunque no lo reconozcan. En una entrada reciente, sobre decisiones ponderadas por riesgo, estimaba en 8.000 las personas fallecidas de más en España, por no haber tomado medidas suficientes en el gran foco inicial de la pandemia.

Cuando se propugnan políticas alternativas a las que recomiendan la mayoría de los epidemiólogos, debe valorarse el coste en vidas humanas, que arrastrarían las medidas que proponen si resultan erróneas. Cuando hay riesgo de causar muchos muertos, entramos en terrenos peligrosos en los que sólo hay una regla básica para atravesarlos con éxito:

Ante la duda, la más dura.

Noticia del día 8: El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha asegurado que los confinamientos de la población para frenar al Covid-19 son menos perjudiciales para la economía que tratar de atajar la curva de contagios mediante medidas más laxas

Para muestra de como andamos vale este gráfico de The Economist, a ver si es verdad que doblamos la curva

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