Desde hoy, la Xunta ha recuperado el control del proceso de desconfinamiento en la 3ª fase y permite los desplazamientos entre provincias. Una demarcación que aquí es artificial, aunque, como toda frontera por absurda que sea, ha creado sus partidarios y pequeños aparatos que viven de ella, especialmente en la parte más atrasada del país. 

A ver si se consigue también que Madrid y Lisboa abran algún puente más en la frontera con Portugal y evitan fastidiar demasiado a los que habitan cerca de ella y tienen que cruzarla a diario. Lo que sí se ha logrado es que haya algo de control sobre el límite oriental, más natural que el del sur, para evitar que llegue gente de partes de la península que registran mayor presencia del virus.

Por último, el Gobierno gallego debería tomar ejemplo del de Euskadi, que ha dado prioridad a abrir las guarderías infantiles antes que las discotecas. Aún sigo sin entender por qué no están en el colegio todos los niños y niñas de las CCAA en fase 3.

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