Una buena noticia: la ciudad californiana ha declarado la guerra a la parafascista Asociación Nacional del Rifle, a la que califica de terrorista doméstico. En mi libro (pgs. 156-159), pongo el caso de esta organización como ejemplo del poder de los lobbies en una democracia consolidada. Son capaces de bloquear cualquier cosa que les perjudique. EEUU registra entre 20.000 y 25.000  muertos al año por encima de los que tendría que soportar de no existir la venta prácticamente libre de todo tipo de armamento ligero. Demasiada gente muere por esta estupidez.

Las ciudades siguen constituyendo la vanguardia de la Humanidad en la defensa de la democracia. Lo fueron en la Grecia clásica, en el medievo, en la Ilustración. Ellas se enfrentan a los que nos quieren llevar al atraso.

  • San Francisco a los que venden armas a locos y xenófobos.
  • Moscú al autócrata Putin.
  • Estambul al autócrata Erdogan.
  • Hong Kong al totalitario Partido Comunista Chino.
  • Londres a los que apoyan el Brexit.

Hay más ejemplos en varios continentes, pero las ciudades citadas tienen mucha historia detrás. En este mundo abierto y conectado, las grandes urbes protegen las libertades conseguidas y luchan por ampliarlas. En la fase actual de la historia, las ciudades siguen creciendo con fuerza y ganando cada día más peso en la población, la economía, la innovación, la cultura, la lucha contra el cambio climático…Son una ayuda imprescindible para los que se enfrentan a los abusos de los poderosos.

En el libro (pgs 41-44) se propone reforzar el papel de las ciudades, darles más medios y más autonomía.

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