Hace 50 años que falleció Pablo Picasso y hay que celebrarlo. Los reyes y el Presidente del Gobierno acudieron ayer a la presentación de los actos previstos. Habrá una serie de exposiciones temáticas sobre el gran artista internacional que llegarán hasta febrero del 24. De ellas, tres serán en Málaga, lugar donde nació el pintor, una en Coruña, donde vivió cuatro años y empezó a pintar y exponer, y otras tres en Barcelona, donde inició su genial despegue. Están, por tanto, condicionadas por  las tres etapas de Picasso en España, antes de irse a vivir a París en 1924 y hacer de Francia su país de residencia hasta su fallecimiento en 1972.  Los actos que jalonan su infancia y juventud se celebran en ciudades que cuentan con instalaciones museísticas permanentes dedicadas a nuestro más importante pintor contemporáneo.

Además, se quiere aprovechar  la circunstancia para dinamizar la oferta cultural de otros lugares. Habrá una exposición en el Guggenheim de Bilbao, supongo que para aprovechar el extraordinario marco que ofrece y también para compensar algo la decisión de no dejar el Guernica en Euskadi. La obra más monumental y conocida de Picasso está inspirada en una atrocidad cometida contra el pueblo vasco por la aviación alemana al servicio de los sublevados en la Guerra Civil. Algo de mala conciencia debe haber porque, cuando vino de Nueva  York en setiembre del 81, se decidió instalarlo en el museo madrileño que lleva el nombre de una reina emérita, a pesar de que fue pintado para defender una República, atacada por los que luego recuperaron la monarquía. Pero el proceso continúa, de los actos programados con motivo del medio siglo del fallecimiento de Picasso la mitad, ocho, serán en Madrid, ciudad con muy limitada presencia en la vida del homenajeado. Responde a una larga tradición en el ámbito  de la pintura,  iniciada por las colecciones reales que cuentan con la mejor representación de nuestros grandes maestros y continuada en las últimas décadas del siglo pasado con grandes inversiones, principalmente el Museo Reina Sofía y el Thyssen.

No pensaba volver a comentar la insaciable voluntad de absorción de Madrid, porque lo hago con frecuencia, incluida la entrada anterior. Pero la noticia que encontré en el periódico mientras desayunaba y que no sé si está completa (parece que las dos exposiciones más destacadas serán una en Barcelona y la otra en Málaga) es otra muestra de las prioridades geográficas del Estado. España tiene unos condicionantes  propios, como casi todos los estados nación, y este  blog tiende a dar prioridad a los asuntos  relativos al comportamiento colectivo y a la influencia en él de los que ejercen poder. Conviene conocerlos para ayudar a limitar los excesos.

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