Lo de Galicia y Portugal da para escribir un libro sobre la persistencia de fronteras, que muestran una impermeabilidad de otros tiempos y nos llevan a situaciones de ineficacia y malgasto público. La clausura del paritorio del Hospital Comarcal de Verín (15.000 habitantes)ofrece otro pequeño capítulo de reflexión en el final de un año en el que el mundo refuerza su tendencia de vuelta atrás con muchos salvapatrias promoviendo reforzar fronteras, levantar muros y aumentar el gasto militar.

El cierre del paritorio con el argumento de falta de carga de trabajo está dando lugar a protestas y manifestaciones de los afectados. Es normal, porque obliga a las embarazadas a desplazarse a Ourense (69 km) para dar a luz.

Mucha gente en España y en la propia Galicia no sabe que el Valle de Monterrei, cuya cabecera es Verín, está formado por el río Támega, que continúa hacia Portugal para desembocar en el Duero en Amarante. Resulta que Galicia tiene un valle que pertenece a la cuenca del Duero, en el que se producen vinos muy interesantes. Esto provoca también que la zona esté mejor comunicada con la comarca vecina de Portugal, cuya capital, Chaves, es cabeza de un municipio de 44.000 habitantes y está situada a 25 km de Verín.

La Unión Europea, preocupada por evitar las divisiones artificiales provocadas por las fronteras nacionales, promovió hace diez años la creación de una Eurocidade Verín-Chaves, que tiene una oficina en el edificio de la antigua aduana en Feces de Abaixo. Entre las funciones previstas para este ente estaban la de promover la prestación conjunta de servicios sanitarios.

Ya en febrero de 2014 hubo reuniones para definir una política que tiene todo el sentido y que redundaría en una mejora de la calidad de vida de muchos habitantes de áreas rurales que queremos mantener vivas y dinámicas. No parece que se haya avanzado mucho. Un acuerdo en esta línea viene además facilitado por el Tratado de Cooperación Sanitaria Transfronteriza firmado en 2010 por los gobiernos español y portugués, que concede autonomía a las comunidades de las fronteras para firmar convenios de este tipo, sin necesidad de que sean aprobados por Madrid y Lisboa.

Seguro que hay trabas burocráticas para hacer realidad un acuerdo que mejoraría la vida de la comarca del Alto Támega. Aprovechen el impulso europeo y borren sus fronteras mentales, sólo necesitan algo de imaginación y trabajo para superar las dificultades . Intenten llevarnos la contraria a viejos liberales que pensamos que esas cualidades humanas escasean en los espacios político-burocráticos. No tiene sentido que trasladen a la capital provincial (concepto muy de Estado aferrado a fronteras) a las mujeres que van a parir, cuando es algo fácil de asegurar cerca de sus casas y con todas las garantías. Estamos en la UE, ¿a qué esperan?

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