Los españoles saldremos de la crisis juntos, el problema es que los políticos en Madrid confunden juntos con revueltos. Como este adjetivo es poco atractivo para las relaciones públicas lo cambiaron por “unidos”. Esa es la principal causa de la situación que atravesamos, sumada a no haber valorado bien la gravedad de la epidemia al inicio y no haber hecho un acopio de material acorde a ello.
Me interesa la semántica que se emplea para justificar políticas. En el fondo de los razonamientos hay una visión que tiende a considerar que lo que es bueno para la capital lo es para el conjunto. Obedece también a una base cultural católica, uniformista, que opera incluso en ateos militantes, y a reflejos de administración jacobina. El miedo, quizá subconsciente, a perjudicar en exceso a Madrid con relación a otros evitó que se impusiera un rápido cierre de esa CCAA, incluido el paro de Aves y líneas aéreas, salvo excepciones justificadas.
También tenemos “el virus no conoce fronteras”, la frase que tanto le gusta al Presidente y que, al parecer, justifica el “café para todos”. El virus no se detiene en las aduanas, pero se combate por territorios. La generalización de medidas nos empobrece más de lo necesario. Pero no pueden evitarlo y siguen tomando decisiones urbi et orbi.
El calificativo adecuado es: juntos. Cada uno en su situación y con sus capacidades, apoyándonos los unos a los otros desde la diversidad. Revueltos sólo ha servido para contagiarnos más y encabezar la clasificación mundial de afectados y muertos en porcentaje de la población, aunque las estadísticas no sean homogéneas y otros países nos puedan pasar en las próximas semanas. Un penoso resultado que venimos adelantando en este blog desde hace cuatro semanas. Hubiera sido mejor equivocarse.
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En la próxima entrada volveré al plan “sin billetes”, para que los malos paguen los grandes déficits públicos que estamos generando.