Viven en islas pequeñas o en municipios rurales, sus escuelas se han quedado grandes porque hay pocos alumnos lo que facilita separarlos, frecuentemente tienen que convivir los de varios cursos con la misma maestra, no hay casos de coronavirus en su zona… Me pregunto por qué no van a clase, por qué pierden el curso.
Alguna ventaja deberían tener los ciudadanos de zonas que se van empequeñeciendo conforme cambian las pautas de producción y urbanización. Si fuéramos capaces de ver desde más cerca las diversas aristas de la realidad, sería lógico reabrir esas escuelas, especialmente si están dentro de áreas sanitarias que conservan capacidad de respuesta. Ayudaríamos a que se dignificase y revalorizase la vida alejada de las ciudades, cuidando la producción agrícola o ganadera, limpiando el monte.
Las protestas a varios niveles, entre los que se incluye este blog, han conseguido que, además de las provincias, en Madrid se tomen en cuenta las islas. ¡Lo que les cuesta bajarse de la burrocracia, siempre más mediocre e ineficaz cuanto más alejada de la realidad! Pero se ha logrado poco, parece que sólo podrán adelantar el desconfinamiento en una fase. ¿Por qué una y no tres?
Por favor, limítense a marcar pautas generales para la salida del confinamiento y permitan que las CCAA, que tienen medios y conocen mejor su territorio, las vayan adecuando a las distintas situaciones. Luego controlen lo que pasa, por si hay que reajustar el diseño del proceso. La eficacia consiste en eso, en que cada uno haga lo que sabe hacer mejor.
Me da mucha pena el daño innecesario que causa la estulticia centralista a esos niños y niñas que tendrían que estar en la escuela aprendiendo y construyendo su vida.
En lo sustancial de este planteamiento vuelvo a la concordancia.
Encuentro más afinidades que divergencias entre la línea de
actuación/propuesta del Gobierno de Galicia y lo que se viene defendiendo en este blog, en lo relativo a la gestión global de la grave crisis en la que el Covid.19 ha sumido a España y, por tanto, a Galicia.