Esos dos personajes de derecha dura celebraron una ceremonia para molestar a un Pedro Sánchez que no les cae nada bien. Lo importante era fastidiar al presidente español, distanciado del argentino por unos insultos, y reforzar la política de enfrentamiento que gusta al eje ARA del PP (Aznar, Rodríguez, Ayuso).
Están tensas las relaciones diplomáticas entre los dos países, por lo que Milei no fue recibido por Felipe VI. Aún así, Isabel Ayuso se sube a la política internacional y se atreve a corregir, a su manera, la línea establecida por el gobierno del país, que se supone que tiene competencias exclusivas sobre las relaciones entre Estados. De paso, mete presión al jefe de su partido. Feijoo no se atrevió a presentarse en un acto institucional de una comunidad autónoma que contradice la política del gobierno, aunque lo justificó de palabra. La política internacional es apetitosa para los más nacionalistas. Ayuso la usa desde el españolismo más uniformista, que pone el grito en el cielo cuando lo hacen los periféricos.
Javier Milei estuvo encantado, le ofrecieron la oportunidad de ejercer como referente de la ultraderecha internacional y descalificar a los socialistas y, con ellos, a los sistemas desarrollados en países avanzados para dotar a sus ciudadanos de sistemas de seguridad social y educación pública. Sin ser tan explícita en sus expresiones, Madrid también procura gastar poco en esos asuntos, a la vez que baja impuestos a los ricos. La comunión espiritual entre ambos contrayentes facilitó un enlace mediático y convierte al anarco liberal argentino en referencia política de nuestra capital.
Las libertades que gustan a la pareja son la de llevar armas y la de elegir médico o centro de enseñanza, siempre que puedas pagarlos. Son los conservadores de toda la vida. La parte más liberal de Milei es la de atacar la gran dimensión que ha adquirido la burocracia estatal en Argentina. Su compañera de viaje puede discrepar en ese punto, no le haría mucha gracia que se empezaran a desmontar grandes estructuras de la Administración Central, importantes para el bienestar y la influencia de la provincia que preside.
Mi libro sobre la libertad dedica el capítulo cuarto a la libertad de las mujeres, a la que han llegado porque la democracia les permite luchar por sus derechos. Allí se dice: “Si se quiere emplear un solo índice para determinar el nivel de desarrollo humano de una sociedad, de un país, en el siglo XXI, el que mejor lo sintetiza es el grado de libertad alcanzado por las mujeres”. Y lo precisa unas líneas más adelante: “Las tres regulaciones básicas del aborto son: la prohibición total con responsabilidad penal, la prohibición general con excepciones para supuestos concretos… y, por último, una ley de plazos que establece un período durante el que la mujer puede decidir. Estas diferentes soluciones establecen tres escalones que marcan con bastante precisión el nivel de avance social en que se sitúa cada país.”
Es importante tener referencias para contrastar lo que afirman los políticos. Pregúntenle a Milei o a Ayuso sobre el aborto, se retratarán, como Donald Trump. La etapa de éste como Presidente de los EEUU coincidió con la muerte o la retirada de varios jueces del tribunal constitucional a los que sustituyó por conservadores, que, hace ahora dos años, en la sentencia del caso Dobbs v Jackson tumbaron con sus votos la línea anterior (Roe v Wade) y terminaron con medio siglo de tolerancia para el derecho al aborto. Trump le cae bien a Milei y Ayuso, pero él no se considera liberal porque en su país eso sigue significando progresista, como en España hace un siglo. Aquí somos más de jugar con las palabras y los contrayentes de hace unas semanas se llaman liberales porque creen que les da buena imagen, “dime de qué presumes y te diré de qué careces”
Las relaciones diplomáticas, entre otras, de España con terceros países y singularmente con Argentina deberían estar muy por encima de puntuales boutades de los dirigentes de turno. De entre ellas cabe destacar, como todo el mundo sabe, o debería, las que dieron lugar al abochornarte sainete sobrevenido. Todo comenzó cuando nuestro ínclito presidente, de forma recurrente, se empeñó en “meter dedo en ojo” al entonces candidato Milei. Su singular capacidad predictiva (la de P.S.) cual la de su edecán, Tezanos, hacía presagiar el éxito de Milei en las elecciones de dicho país austral. Nada que ver, por cierto, con los escasos resultados obtenidos por Sánchez en España, que le llevaron a subordinar su programa al de sus hasta entonces denostados adversarios y luego imprescindibles apoyos, con los resultados ya conocidos y aún por conocer, aunque lamentablemente previsibles.
Para “mejorar nota”, tras varios desplantes al ya mandatario argentino, el innombrable bocazas determinado por Pedro Sánchez para ejercer de tal en su nombre (orgulloso él de complacer a su amo), se permitió agraviar groseramente al Pte. Milei, quien, no distinguiéndose por ser muy fino en sus expresiones, dio rienda suelta a lo por todos sabido. Bien merecido tendría se le muestre por ello “tarjeta amarilla”, siempre y cuando, previamente, se le haga ver la roja (la tarjeta) a los provocadores que ahora, hipócritamente, se rasgan las vestiduras.
Llegados a este punto, la Sra Ayuso, obviando un problema entre personas agraviadas, que no debería transcender al plano institucional, acogió al Presidente Argentino, en su condición de tal, con lo que cabe suponer ha contribuido de algún modo a ir dejando atrás un episodio personal lamentable, que nunca debió darse y que no es sostenible en el tiempo.
Aprovechar este último hecho para enredar con supuestas intenciones “conspiranoicas” protagonizadas por Ayuso, con la atribuida contribución de Aznar, Rodríguez, Feijóo, etc., etc. (lo de siempre) parece, además de fuera de contexto, una soberana tomadura de pelo.
A quienes tienen la piel tan fina no estaría mal recordarles que en donde las dan las toman y que cuando se escupe para arriba no hay que sorprenderse de que el escupitajo termine impactando el la cara de quien lo emite o defiende.
Te expresas muy bien José Luis, es un comentario reflexivo que defiende con argumentos consistentes la política de la oposición. Desde mi perspectiva, que reflejo en el blog, la visión de España del eje ARA es demasiado conservadora y centralista, se aferra al pasado y dificulta la adaptación a un mundo más abierto y flexible. No me sorprende que Madrid tienda a substituir, también en las relaciones internacionales, al gobierno de España, demasiado influido por nacionalistas periféricos de los que depende. El nacionalismo español, versión central se considera dueño del territorio del que vive. Es parte importante de la tensión que subyace en nuestra política.
Os recomiendo un libro de X.M Núñez Seixas, profesor de historia contemporánea de la USC, que recibió el premio nacional de ensayo: Suspiros de España, el nacionalismo español 1808-2018
Agradezco tu comentario, dentro de la discrepancia en relación al tema que nos ocupa, pero advierto una intencionalidad, que no se como interpretar, cuando propones la lectura del libro del Prof. Núñez Seixas, precediendo la recomendación con «OS».
Personalmente, tomo nota de tu recomendación. Suelen ser interesantes.
Como veo no resuelves mis dudas respecto a lo que indinuas, seré yo quien aclare que mis modestas opiniones pueden ser coincidentes, o no, según el caso, con las de la «oposición», pero en ningún caso estoy ni me siento necesariamente vinculado a ella. Procuro que, en todo caso, los criterios de racionalidad prevalezcan sobre los ideologicos, aunque ideologicamente, por supuesto, no sea neutro.
También intento analizar de forma racional y distanciada los comportamientos colectivos y la influencia sobre ellos de los que acumulan poder. Mucho de lo que pasa en España tiene que ver con la acumulación de poder central. Las prioridades en las conexiones ferroviarias con Portugal son un caso evidente sobre el que volveré pronto