Estamos viendo cosas –manifestaciones, declaraciones incendiarias, violencia de distintos tipos…- que eran previsibles antes de las elecciones, en caso de una victoria de Biden, entradas del 20/09, 02/11 y 08/11. Pero a lo que no se dedica tanta atención es a los movimientos del Partido Republicano para limitar, desde las instituciones, el alcance de la política económica del nuevo Presidente.

Todo va a depender de las elecciones al Senado que se repiten el 5 de enero en Georgia, donde ningún candidato obtuvo la mayoría absoluta necesaria para ganar alguno de los dos escaños en juego. Sin una posición de equilibrio en la cámara alta , Biden tendrá problemas para aprobar presupuestos que busquen expandir el gasto social y requieran un incremento de impuestos o de la emisión de deuda pública.

Otra forma de incentivar la economía está en la política monetaria, responsabilidad de la Reserva Federal, que es independiente y a la que el presidente de la actual mayoría en la cámara alta, Mitch McConnell, intenta blindar acelerando la aprobación de los dos últimos nombramientos de Trump para su órgano de dirección, la Junta de Gobernadores .  Si los nombramientos van adelante, seis de sus siete miembros habrán sido nombrados por Trump. Un dolor de cabeza más para el nuevo Gobierno, que tendrá que pelear mucho para hacer sus propios nombramientos si los republicanos siguen controlando el Senado.

Una de las personas propuestas por Trump para la Reserva Federal, que puede resultar confirmada en las próximas semanas, es una economista en línea muy conservadora, Judy Shelton, que incluso defiende la vuelta al patrón oro y ha sido asesora del Presidente saliente.

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En un plano más general, estas dinámicas reflejan luchas por el poder que cada vez son más duras en todas las democracias. Llevados por esa dinámica, los partidos políticos condicionan el funcionamiento de instituciones que deberían ser independientes. La Libertad en el Siglo XXI surge de mi preocupación por las crecientes concentraciones de poder a las que asistimos. Por ello analiza los procesos involucrados y propone medidas para frenarlos ante el peligro que representan para las libertades y la inclusión social.

Una de las medidas que se recogen en el libro, que ya ha tenido reflejo en la entrada del 17/10 sobre las dificultades para renovar nuestro Consejo del Poder Judicial, consiste en introducir algún factor aleatorio en los nombramientos para los órganos de dirección de instituciones que deben contar con autonomía respecto al poder político. Se trataría de elegir en el Parlamento, por ejemplo, tres o cuatro alternativas por cada puesto a ocupar. El sistema podría incluir un filtrado previo de precandidatos por un comité de expertos independientes. Los candidatos seleccionados deberían representar las distintas sensibilidades políticas con presencia en el Parlamento y se sortearía entre ellos el acceso al cargo que se quiere cubrir.

Se trata de dificultar las correas de trasmisión automáticas que permiten a los sistemas de poder desactivar equilibrios y controles democráticos, y de crear un entorno más favorable a acuerdos trasversales para reducir tensiones y mejorar la gobernabilidad de los Estados de Derecho. .

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