El martes, el Consejo de Ministros aprobó el Anteproyecto de Ley de Creación y Crecimiento Empresarial. La noticia del titular es la que más destacó la prensa y la propia Vicepresidenta Primera, que también resaltó la voluntad de impulsar la factura electrónica para mejorar la trazabilidad y el control de los pagos.

El relieve alcanzado por este asunto, uno de los cuatro pilares importantes de la futura norma, conecta directamente con un reciente estudio de la Plataforma Multilateral Contra la Morosidad (PMCM), entrada del pasado 24/07. En él se destaca que las empresas no financieras agrupadas en el IBEX 35 de la Bolsa de Madrid pagaban a sus proveedores a un plazo medio que triplicaba el máximo legal vigente de 60 días.

Algo avanzamos. Más que el pequeño paso que esta propuesta supone, lo importante es el hecho en sí, que se tome en cuenta en la actuación del Estado el principal problema de estructura económica que tiene España, que crezca la sensibilidad de los políticos y los medios hacia él. . Es imposible ser un país avanzado sin ser serios en las relaciones comerciales y no lo seremos mientras prevalezcan hábitos de pago que proceden de las peores tradiciones de nuestro pasado.

Creo percibir que la responsable de la política económica española, que conoce bien como funciona Europa, está decidida a arreglar este problema. Sólo tiene que conseguir que se apruebe el reglamento de sanciones para los que no cumplan la ley, que lleva un año dando vueltas en el Congreso. España es una sociedad madura, nuestras prácticas mercantiles tienen que estar a su altura. De entrada espero que el Anteproyecto aprobado la semana pasada no se estanque como el aludido reglamento. Llega el momento de pasar de los discursos a los hechos. Complicada transición, sobre todo cuando hay lobbies con muchos medios tratando de que sigan beneficiándose los morrosos de siempre.

Lo digo con frecuencia, es muy preocupante la poca capacidad de cambio que tiene el sistema político. La labor de la PMCM y sus centenares de miles de representados está llegando a su objetivo, enhorabuena. Menos mal que hay una sociedad civil capaz de organizarse para defender intereses colectivos. Es cada vez más necesaria para resistirse a los abusos de los poderosos, como reivindico en el epílogo del libro.

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