Me interesa mucho destacar que no fue un “rescate de la  banca” como titulan permanentemente los medios de comunicación, fue un rescate de las cajas, nunca lo olviden. En este país tendemos a ser imprecisos y desmemoriados en asuntos de dinero y, sobre todo en este caso, debemos ser específicos porque, de otra forma, seguiremos sin aprender.

La cifra es una estimación del Banco de España recogida en una nota que facilitó esta semana. 23.164 millones vendrían del fondo de garantía de depósitos, formado con aportaciones del sector, y el resto, 42.561, sería dinero del Estado. Un cálculo abierto a que finalice la privatización de Bankia, porque en él se cuenta con recuperar 9.560 por la venta de las acciones en manos del Estado.

La del 2008 fue una crisis muy profunda, que se llevó por delante a muchas entidades financieras, pero los bancos privados no han costado nada al Estado, a pesar de sus graves errores y de que hubo que facilitarles liquidez transitoria (del BCE como a todos los europeos). Los que desaparecieron fueron adquiridos por otros y sus accionistas perdieron mucho capital. Las entidades denominadas como bancos que tuvieron que ser rescatadas con dinero de todos eran filiales de cajas de ahorros o agrupaciones de cajas que se habían cambiado el nombre.

Las Cajas de Ahorros, que en su primera etapa fueron un gran instrumento para dar servicios financieros a todo el mundo y que tenían una obra social que benefició a mucha gente, entraron en una segunda etapa nefasta en los años 70, a finales de la dictadura y durante la transición. Se impulsaron entes sin accionistas (el Estado o las CCAA no eran accionistas eran “ocupas”) en el marco de una profunda liberalización de un sector muy proclive a las burbujas. Una locura normativa inconcebible en una economía de mercado avanzada. Si aquello iba mal, nadie perdía recursos propios. Es lo que pasó, acabó siendo necesario el dinero de todos.

En la mayor parte de estas entidades se hicieron con el mando directivos que contaban con apoyos de políticos y sindicalistas y, en algún caso, de la Iglesia. Grupos de personas que, sin arriesgar nada, se autorizaban altas retribuciones blindadas, buenas dietas, enchufes para los amigos y apoyo a empresas vinculadas o a sectores que el sector público señalaba. 

No todas las cajas lo hicieron mal porque mantuvieron una gestión profesionalizada -las vascas, La Caixa o Unicaja-, al margen de excesivas influencias políticas. Dos zonas dominadas por el PP, Madrid y Valencia, concentraron más de la mitad de las pérdidas registradas. Lugares donde hubo mucha corrupción política y alegría constructora, comportamientos que suelen estar fuertemente correlacionados.  Por cierto, las cajas rurales se comportaron bien en general porque son cooperativas, es decir tienen dueños que se interesan porque cumplan sus funciones.

No debo extenderme sobre un tema que ya denuncié en su momento , incluso a directivos del Banco de España. Hace décadas, cuando nadie me hacía caso, insistí en que aquello no podía terminar bien. Es importante que aprendamos de esta lección para procurar no repetirla, ahora que desde la izquierda populista se empieza a pedir, otra vez, una banca pública. El Estado y  las CCAA ya cuentan con organismos suficientes para gestionar el dinero que quieren canalizar a determinados sectores. Públicas (vergonzantes) fueron las cajas de ahorros.

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3 comentarios

  1. No puedo estar más de acuerdo. No se trata de una opinión sino de información irrefutable. La perversión del lenguaje, puesta más que por ignorancia (aunque también) al servicio de intereses espurios, lleva recurrentemente a imputar a los «bancos», no exentos de otros problemas, las miserias a las que condujo el desgobierno de las cajas en general y que, en significa medida, se soportó por los bancos propiamente dichos, pues el FGD al que hubo que recurrir para el rescate de las C.A. se dota por el conjunto del sector financiero.
    Lo que si es matizable es la enfatización que hace el Sr. Sáez, señalando a las comunidades de Madrid y Valencia, pues aunque no estuvieron exentas de «pecado», una ponderación del gravísimo problema que comentamos no deja a otras, ni mucho menos, en mejor lugar. Jlfl.

    1. Muchas gracias por tu comentario. Ahora, lo de Madrid y Valencia no es una apreciación, la problemática de las cajas afectó a otras comunidades, pero esas dos supusieron el 56% del total de los 65.725 millones. Una vergüenza.

      1. Sin ánimo de polemizar sobre ello ni datos cuantitativos para, en otro caso, respaldarlo, creo que la valoración del problema va más allá del volumen mayor o menor de los fondos requeridos para el «rescate» en una u otra Comunidad, lo que habría que ponderar más alla de los porcentajes que se citan, sino que lo sustancial del caso radica en las extendidas prácticas heterodosas, cuando no directamente corruptas, con que se gestionaron la mayor parte de las «cajas».
        Quienes así lo hicieron en supuesto menor volumen no obedeció a a mayores excrupulos sino a nenores oportunidades.

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