El planeta sigue una evolución negativa por buscar en el pasado las soluciones del futuro, lo que acarrea retrocesos para la democracia y especialmente para las mujeres. Ellas progresan, en libertad e igualdad de oportunidades, conforme se desarrollan estados de derecho. Cuando estos se debilitan son las que más pierden.

Se habla mucho de la desastrosa actuación de Occidente, y especialmente de los Estados Unidos, en Afganistán. Un país muy pobre al que no hemos sabido ayudar y al que ahora le toca sufrir un autoritarismo cutre, piadoso, machista, desorganizado y trufado de conflictos internos de tipo étnico. Es normal que millones de personas intenten escapar de allí.

Sin olvidar esa terrible desgracia colectiva, hoy me interesa el otro extremo del abanico humano: el de los ricos y poderosos, el de Tejas. No cesan de profundizar en la versión pija de la moda retro, compartiendo con la oferta barata dos características inevitables de la tendencia: atacar la democracia y los derechos de las mujeres.

Han establecido normas muy estrictas para la emisión del voto, pensadas para limitar el ejercicio del derecho político más básico por parte de las comunidades desfavorecidas, principalmente de latinoamericanos y descendientes de esclavos africanos. Por supuesto, hay en ello un fondo supremacista, los wasp (white, anglo-saxon, protestants) quieren asegurarse de que los sureños de siempre, con tendencia a votar demócrata, no influyan mucho en el Estado que arrebataron a Méjico hace 185 años.

En paralelo, han aprobado una legislación muy restrictiva que, prácticamente, elimina el derecho al aborto de las mujeres e invita, con incentivos económicos, a que los ciudadanos denuncien los casos que conozcan. Cuentan con la ventaja de que el Tribunal Supremo, dominado por jueces conservadores, lo tolera en principio, mientras revisa su doctrina sobre la interrupción del embarazo, legalizada por una sentencia de 1973.

Al parecer, les preocupa mucho el derecho a la vida de los recién concebidos. Una disculpa religiosa, como las que subyacen en otras variantes del sometimiento de las mujeres. Pero estos piadosos ideólogos consiguen exactamente lo contrario: poner en peligro otras vidas mueren menos fetos, pero más gente. De entrada, por los riesgos que hacen correr a las mujeres de pocos recursos que quieren interrumpir su embarazo. Las novias, esposas e hijas de los poderosos pueden seguir recurriendo a clínicas exclusivas en otros Estados.

Está, además, la permisiva legislación para portar armas sin licencia ni entrenamiento previo que han aprobado hace cuatro meses (entrada del 2/6) y que causa cientos de muertos al año. Mueren menos nasciturus, pero las balas alcanzan, sobre todo, a negros y chicanos sospechosos de cometer delitos, por los que, según los que mandan, no merece la pena perder el tiempo y los recursos públicos sometiéndolos a juicio. Los buenos ciudadanos deben denunciar los abortos y disparar contra indeseables.

Unos con turbante los otros con sombrero vaquero, las cabezas masculinas que van debajo de viejos tocados siguen modas decadentes de base confesional, adaptadas a sus segmentos de mercado. La versión retropija tejana tiene alguna característica adicional que se repite en lugares más próximos a nosotros: bajar impuestos a los ricos. Esos que viven allí, sobre todo, del petróleo y el gas natural, con mucho peso ahora de la extracción mediante fracking. Lo que les lleva a negar el calentamiento global, que, a pesar de las evidencias científicas, consideran un fenómeno cíclico en que no interviene el comportamiento humano. Según ellos, la incidencia de los gases de efecto invernadero es un bulo que forma parte de una conspiración de liberales y ecologistas para debilitar el sistema de vida tejano.

Son muy éticos todos estos valedores del pasado, unos apoyan su economía en un producto peligroso para la salud del planeta, otros en producir opio para traficantes mafiosos. Todo lo hacen para respetar la voluntad de Jesús o de Alá y, de paso, someter a las mujeres a sus caprichos y embolsarse mucho dinero.

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2 comentarios

  1. Me parece una pena que muchos razonados y razonables argumentos se devaluen al aprovechar para colar de rondon otros, pretendidamente asimilables, que no lo son o están claramete fuera de contexto. No me sorprende, por recurrente, pero no acierto ( o si ) a comprender el origen y/o el objetivo de la «teima».

    1. No te falta razón, el tema de las rebajas de impuestos está algo fuera de contexto, si es a lo que te refieres. Reconozco que me pueden mucho los excesos de competencia fiscal, especialmente realizados desde una CCAA que se basa en el propio Estado y su capacidad de atracción.

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