Los socios del Gobierno se enfrentaron por la Ley de Solo el Sí es Sí y las consecuencias no deseadas que provocó. El Ministerio de Igualdad (Podemos) quería modificar muy poco una norma que toca principios delicados sobre la culpabilidad y se ha estrellado contra la realidad judicial, con la consecuencia de que se reduzcan las penas de condenados por abusos sexuales y violaciones. El PSOE ha sido más práctico y ha preferido retocar el texto para hacerlo más eficaz, apoyándose en los votos del PP.

El Presidente aprovechó el Día de la Mujer para aprobar los cambios y trata de aplacar ánimos con un proyecto de ley que regula el acceso de las mujeres en igualdad en listas electorales, gobiernos y parlamentos, o a la estructura directiva y consejos de administración (40% mínimo) de empresas cotizadas y muy grandes o de interés público, aunque no coticen, y de otras organizaciones. La medida viene de una directiva europea que prevé para ellas un mínimo del 40% de puestos no ejecutivos en los consejos y del 33% en la dirección.

Es razonable establecer mínimos que aseguren una presencia de personas del sexo femenino o de determinadas minorías en centros educativos, trabajos o cargos donde estén poco representadas. Hay muchos ejemplos y la legislación ya contiene previsiones de esta índole. Se trata de garantizar porcentajes que fomenten el cambio de estereotipos y la igualdad de oportunidades. Pero deberían limitarse a lo necesario para apoyar un proceso que, aunque le quede recorrido, por fortuna va avanzando deprisa y reprimir la tentación de reproducir la estructura genética o cultural de la población en todas partes.

Este blog defiende con fuerza la libertad y la igualdad de oportunidades de las mujeres . Es la base de mucho de lo que expone el libro en que se basa. Escribí allí y repito con frecuencia -la última en la entrada del 21/2- que el nivel de libertad de las mujeres es el mejor índice de la calidad de una democracia.  Aun así, me siento incómodo instintivamente con la excesiva regulación de la sociedad en base a características de las personas.

Hay que dar tiempo, observar procesos, incentivar tendencias positivas y, al mismo tiempo, evitar excesos de voluntarismo. Las féminas tienen preferencias a la hora de elegir caminos, algunas responden a tradiciones que deben ir adaptándose, fomentando la igualdad y la formación, apoyando la conciliación y estableciendo mínimos en la línea expuesta antes. Otras se basan en prioridades más personales, no siempre debidas únicamente al contexto social. Tiende a haber más mujeres en labores de enfermería, medicina de familia, investigación en química, medicina y biología, o en puestos de las Administraciones. Y tiende a haber más hombres en algunas ramas de la cirugía o la investigación en física y sistemas informáticos o en puestos ejecutivos y de ventas.

Las jóvenes disponen ya de bastante libertad para elegir lo que estudian, obtienen buenas calificaciones y representan un mayor porcentaje de los titulados superiores. Luego se orientan más, por ejemplo, a preparar oposiciones que a estudios de posgrado en escuelas de negocios, quizá porque muchas dan prioridad a organizar bien su tiempo sobre lograr más ingresos, a partir de importes que permiten una vida digna. No les falta razón, sólo se vive una vez. Quizá la robotización, la inteligencia artificial y el trabajo a distancia permitan pronto flexibilizar y reducir horarios y sus preferencias evolucionen. Creo que los cambios tecnológicos y de hábitos continuarán impulsando el equilibrio entre géneros

Salvo en determinados sectores económicos, no es fácil encontrar muchas directivas con experiencia. Si se impone una tasa elevada para su presencia en la alta dirección de las compañías, hay riesgo de que se recurra a la improvisación o a rebajar estándares de calidad. En principio, las empresas son las principales interesadas en contar con el mejor personal posible a todos los niveles, no parece lógico obligarlas a ir más allá de lo que, poco a poco, va pasando, pues cada vez hay más mujeres en puestos altos. A lo mejor nunca llegan al 50% o lo sobrepasan en algunos sectores y en otros no. Forzar el ritmo por ley puede incluso dañar la imagen de las directivas y aumentar quejas por la sobrerregulación de nuestra economía.

Lo mismo cabe decir de los puestos en listas electorales. Si establecemos porcentajes que reflejen exactamente la composición de la sociedad, habría que crear, por ejemplo, cupos para inmigrantes, distribuidos por género y procedencia. Debe incentivarse que la sociedad sea más igualitaria con medidas como las que ya se han comentado, pero, por favor, no se metan en ingeniería social de base genética. Un terreno en que se encuentran cómodos los fascistas, cuyas perturbaciones mentales fomentan cometiendo excesos bienintencionados.  

Antes que nada, antes que altos o bajos, negras o blancas, hombres o mujeres, somos personas. Nos representan y nos dirigen personas independientemente de su aspecto, unas veces puede haber más de un tipo, otras de otro. No hay que obsesionarse con enfrentamientos grupales por el poder. Observemos tendencias y removamos obstáculos para dar oportunidades a todos, luego que cada uno tire por donde le apetezca y las medias serán las que serán.

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5 comentarios

  1. Mientras la mujer sea la q tiene los hijos le va a suponer un esfuerzo añadido para ascender en la pirámide

    1. oor supuesto, por eso me refiero a la conciliación y a las oportunidades para las mujeres de trabajo que presentan las nuevas tecnologías para cambiar hábitos de trabajo

  2. Hay muchas formas de decir las cosas, hasta diciendo sin decir, pero puestos a ello, entiendo se podría resumir lo que expones en que lo que hay que hacer para estimular el logro de lo que se supone es el objetivo (no otro que las mujeres alcancen la igualdad de derechos y obligaciones con los hombre, que indubitadamente merecen, en todos los sentidos), lo procede es usar y hacer que se use el sentido común y, con perdon, dejarse de demagógicas gilipolleces que enredan, distraen y en poco o nada contribuyen a los fines que realmente interesan.
    Afortunadamente, las cosas discurren por buen e irreversible camino. Por favor no entorpecerlo por intereses que parecen tener más de espurios que otra cosa.

    1. No te excedas en calificativos, hay camino que andar para una igualdad real entre géneros que es de justicia real y que se va alcanzando. Pero sin pasarse en regular con precisión los porcentajes de individuos de un tipo o otro en cada empresa, gobierno o parlamento.

  3. No me excedo. Supongo te refieres al término «gilipolleces». Reviso, por si acaso, el significado RAE y no me parece exceda lo que quiero decir. Leo cosas en el propio blog que no dejan mejor a otros, según quienes. Pero parece ya norma que expresiones y hechos merecen distinta valoración según quien las haga y/o a quien se supone van dirigidas.

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