El gráfico, tomado del boletín diario The Economist Expresso, corresponde al trabajo de Economist Intelligence Unit, que lleva publicando índices sobre la calidad democrática del planeta desde el 2006. Los datos muestran una tendencia al debilitamiento de las condiciones que permiten el ejercicio de las libertades.

La democracia mantiene su prestigio como parte de la cultura política y la gente tiende cada vez más a movilizarse en defensa de la libertad, como se ha visto a lo largo de los últimos meses en grandes ciudades que se han alzado contra derivas autocrática (Hong Kong, Estambul, Moscú, Teherán…) o se han manifestado en apoyo a medidas para frenar el cambio climático.

Son buenas noticias. Sin embargo, las estimaciones recogidas en el gráfico que preside estas líneas reflejan que el lado institucional se va degradando: los gobiernos muestran tendencias más autocráticas, intentan limitar las libertades civiles o condicionar el alcance de los procesos electorales. Muestran, en definitiva, que los que tienen poder son cada vez más capaces de ejercerlo de forma arbitraria.

La confrontación entre los deseos de la gente y la deriva de las instituciones explica la desilusión que invade a muchas personas en todas partes. Debemos estar preparados, porque vamos a tener tensiones crecientes, por la confluencia de una mayor desigualdad, de un debilitamiento de las clases medias y un crecimiento de sentimientos nacionalistas, como respuesta a los desafíos que plantea un mundo muy poblado e interconectado

Hacen falta nuevas ideas y perspectivas de análisis. Fueron las tendencias, que se reflejan en la estadística que les muestro, las que me llevaron en 2015 a empezar a escribir el libro y a usarlo para seguir analizando la realidad social desde este blog. 

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