Lo he intentado, pero no lo he conseguido. Soy mayor y no tengo presencia en redes sociales (estoy en contra del poder de Zuckerberg) por eso quizá he fracasado en mi intento de conseguir un apagón generalizado de la iluminación navideña, que hubiera asustado a los asistentes a esa Cumbre y les hubiera obligado a trabajar de verdad.

Espero que nos sirva para reflexionar. Los políticos y burócratas de los Estados ya están acostumbrados a las manifestaciones de protesta, no las toman suficientemente en serio. Había que hacer algo más: forzar que un día no se encendieran los adornos ornamentales que son puro gasto energético. Pero no se podía esperar mucho de los ayuntamientos españoles, enfrascados en una carrera de gastar más en este capítulo, sobre todo el de Madrid, sede de la Cumbre.

Lo he intentado desde este modesto blog, que apoya un libro donde se analizan los problemas que tenemos y se proponen algunas medidas para hacer más habitable este mundo grande e integrado, donde los poderosos tienen demasiada capacidad para hacer lo que quieren. Tenía que conseguir una decidida acción social. No fue posible, porque probablemente no interesa o los hábitos de consumo están muy arraigados. Somos muy inconsecuentes, no nos quejemos después de lo que le ocurra al planeta.

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