El juez, García-Castellón lleva la instrucción del caso Tándem (Villarejo) y ha implicado en él a Francisco González (FG), que ha dejado la Presidencia del BBVA para no salpicar al banco en una trama de recogida de información confidencial, de cuando Luis del Rivero, presidente de SACYR, lideraba un intento de controlar la gran empresa financiera. Maniobras del capital en la capital.

Me ha sorprendido poco todo esto, porque llevo mucho tiempo observando la mezcla de poder central (aparatos, dinero y medios) y cómo actúa cuando consigue una dirección común, como logró en los mejores tiempos de José María Aznar. Fueron él y su vicepresidente Rodrigo Rato los que auparon en 1996 a FG a la presidencia de Argentaria, entonces un banco mayoritariamente público cuya privatización culminaría en 1998.

Era sólo la primera fase. Un año después, se acuerda la fusión de Argentaria con el BBV, presidido por Emilio Ybarra. Las familias de Neguri que habían controlado esa entidad estaban en fase de decadencia, a la que se añadió, desde Moncloa, presión judicial sobre operaciones en paraísos fiscales. Fruta madura para caer en el saco. FG, el presidente de la entidad más pequeña, pasó a presidir la grande y llevar sus servicios centrales a Madrid.  Objetivo político: potenciar el músculo financiero de la capital y debilitar al País Vasco, siempre en manos de PNV y PSOE.

Una maniobra del poder central llevó a FG a una presidencia que ha tenido que abandonar, veinte años después, por maniobras contra un nuevo intento de controlar el BBVA, pero esta vez por fuerzas no afines a la casta que lo había promovido. Una casta que está débil, los hombres de Aznar en el PP no atraviesen sus mejores momentos y Rodrigo Rato está procesado por sus actuaciones en Bankia, otro producto de las combinaciones de la capital y el capital, sazonado con pelotazos personales.

El pelotazo es un deporte popular en todas partes, pero la confluencia de mucho poder y demasiado amiguismo crean condiciones muy favorables para su práctica en la llanura sur, al pie del Guadarrama. El mismo juez que está hurgando en los papeles de Villarejo y ha inducido la salida de FG del BBVA fue el que llevó el caso Banesto, que dio con Mario Conde (ex abogado del estado) en la cárcel. Cuando se retire de su trabajo, García-Castellón debería escribir unas memorias, que ayudarían a entender mejor el funcionamiento del país. Su juzgado de la Audiencia Nacional también lleva los casos Púnica y Lezo, con implicaciones políticas, especialmente del PP.

FG estuvo ya, hace tiempo, bajo la lupa del citado juez. Fue el caso Oil D´or, una red de gasolineras sin gasolineras. Mario Conde estuvo también implicado desde la presidencia de Banesto. Antes, en 1987, había participado en un gran pelotazo, la venta de Antibióticos S.A., de la que era director y poseía un paquete del 23% del capital, a la multinacional Montedison. Gran parte del dinero que obtuvo lo invirtió en adquirir una pequeña participación en Banesto e, inmediatamente después,  hacerse con la presidencia aprovechando el escaso peso en el capital de un consejo de administración integrado por clanes enfrentados y la alarma que había causado entre ellos una OPA del Banco de Bilbao que podía dejarles sin chollo.

En la operación Oil D´or acompañaron a Mario Conde otra gente del banco como Arturo Romaní (ex abogado del estado, amigo y brazo derecho de Conde) y Rafael Pérez Escolar (ex juez), este último ya se aprovechaba de su influencia en Banesto para incrementar patrimonio antes de la llegada de Conde y Romaní.

El asunto de las gasolineras fue de libro, compran una empresa por poco dinero y consiguen que FG Inversiones Bursátiles la valore por 100 veces más. El agente de cambio y bolsa (fedatario público), dueño de la sociedad que hizo la valoración adquirió una participación en la valorada. Ésta fue vendida enseguida a la Corporación Industrial de Banesto en cuyo comité ejecutivo estaban Conde, Romaní y Pérez Escolar. De la nada, aparecen decenas de millones de euros. Pelotazo de amiguetes.

Después, FG vendió su propia empresa para operar en los mercados financieros a Merrill Lynch por algo más de 70 millones de euros, otro buen pelotazo, y, de la mano de Aznar (ex inspector de hacienda), inició su carrera en Argentaria. De los flecos del caso Banesto quedó limpio, porque la valoración final de Oil D´or la firmó otra empresa, aunque basándose en la de FG Inversiones Bursátiles, y, además, cualquiera puede equivocarse en una valoración. 25 años después, vuelve a verse con el juez García-Castellón.

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