A veces, las noticias y las palabras se conectan, ayer fue uno de esos casos en torno a las distintas acepciones de pasta. En lugar destacado, los medios informaban que la Audiencia Nacional anulaba la prórroga concedida, hace cinco años, a la papelera de ENCE de Lourizán. Para la mayoría de los gallegos, incluido el Ayuntamiento de Pontevedra que la acoge, es una buena noticia. El propio comité de empresa de la fábrica de pasta defiende su traslado.

La sentencia parece bien argumentada, aunque la pastera puede intentar recurrir al Supremo y hacernos vivir un par de años más en la angustia. Hoy, cuando se cumplen 85 años de aquel terrible 18 de julio del 36, conviene recordar que estamos ante una nefasta implantación industrial en el espacio de dominio terrestre marítimo, herencia de los tiempos más autárquicos de la dictadura, del todo vale en el plano ambiental. ENCE era entonces una empresa pública. Los argumentos para sacarla de donde está los recogía en una entrada anterior (26/02/21) y los resumo ahora:

  • Contamina, aunque ahora menos, una de las grandes rías, ecosistemas únicos en generar vida marina y riqueza.
  • Frena la convergencia de los ayuntamientos de Marín y Pontevedra, un área dinámica que tiende a unificarse.
  • Es una agresión paisajística frente a Sanxenxo, la zona de mayor atractivo turístico de Galicia.
  • Además, por razones logísticas, potencia la extensión del eucalipto por el sur de la Comunidad, una zona donde no es tan productivo como más al norte y daña la biodiversidad.

A pesar de todo, el principal periódico de Galicia lleva un mes destacando todo tipo de escritos y manifestaciones contrarias a la anulación de la licencia de la planta de ENCE, que veía venir un lobby con pasta para pagar publicidad de diversas convocatorias en las que participan las empresas y personas que se verán perjudicadas a corto plazo. El sábado, en las páginas donde informaba de la decisión judicial contraria a la continuidad de la fábrica de la pasta se colaba un editorial sin firma, bajo el título de Análisis, en el que insistía en el mantra de la pérdida de 5.000 puestos de trabajo y de la caída del PIB de Galicia por el cierre de la papelera. No es verdad, a medio plazo Galicia crecerá más y mejor, especialmente la zona próxima a la fábrica que tapona su desarrollo, que proviene de los años 50, cuando nuestros planificadores industrializaban a cualquier precio. Estamos en un país más competitivo y con más puntos de apoyo, que puede y debe prescindir de una industria que estaría mejor en otro sitio.

Ese mismo día, se inauguraba el congreso del PP, una organización que apoya la continuidad de la pastera, con presencia de líderes del partido de toda España para respaldar al presidente gallego, una referencia de lo que podría hacer el partido si fuera algo menos extremista. El congreso ha nombrado presidente de honor del PP gallego a Mariano Rajoy, el que, en sus últimos días en La Mocloa, prorrogó 60 años la licencia de ENCE. Decisión que ahora se declara ilegal y que probablemente obedecía al interés de echar una mano al puerto de Marín, del que ENCE es cliente prioritario y que está presidido por Benito Suárez, esposo de Ana Pastor y muy amigo de Rajoy.

Y seguimos con la pasta. El mismo día de autos, un restaurante de un polígono industrial próximo a Coruña era robado de madrugada, los ladrones cogieron la máquina tragaperras y la caja de seguridad. Según el dueño se llevaron 13.000 euros. Tendemos a pasar por alto esta parte de los sucesos, pero uno es investigador de la energía oscura del dinero y siente una gran curiosidad por la necesidad de un restaurante de tener tanta pasta de la que no sirve para hacer cocina italiana. Es la tercera vez que lo atracan y no se llevan ni una botella de vino, van directamente a servirse pasta en papel. Debe ser un lugar afamado en esa especialidad, quizá debería cambiar de hábitos fiscales.

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