En un Estado de Derecho la unidad debe apoyarse en la diversidad. En España la mejor alternativa es la línea, casi confederal, en que trabaja el PNV. Todas las Comunidades Autónomas deberían poder elegir la solución vasca, en temas tan importantes como fiscalidad y seguridad social. Concierto económico para todos, con la obligación de aportar un cupo anual para la financiación de la Administración Central y de una caja de solidaridad que permita prestar servicios imprescindibles en las Autonomías con menos recursos.

Es una visión realista aunque a muchos les parezca utópica. Porque es una solución que funciona, como demuestran el País Vasco y Navarra, dos comunidades avanzadas. Si ellos pueden tenerla ¿por qué no los demás? En el libro defiendo los sistemas federales por ser más eficaces y baratos. Allí, entre otras cosas, comparo el peso del gasto público –datos del 2017 en porcentaje del PIB- en la federal Alemania (43,9%) y la centralista Francia (56,5%). Por eso Alemania funciona mejor y es más dinámica que Francia.

La diversidad es un activo que hay que explotar mejor. He comentado otras veces las oportunidades que, por ejemplo, ofrece la conexión del gallego con el portugués para reforzar el papel internacional de España. El aprovechamiento de la diversidad y la propia unidad de los españoles en democracia deben ir en línea con lo que predica Euskadi para sí. El que no estemos ya trabajando en la generalización de esta vía viene de dos importantes obstáculos a los que también me he referido en otras ocasiones:

  • Una cultura católica de base que ve las diferencias como herejías y confunde igualdad con uniformidad.
  • El peso de una capital, artificial en su origen, que a menudo mezcla los intereses de España con los suyos. Madrid concentra mucho poder que es erosionado por la consolidación de la Unión Europea y trata de impedir que se desgaste también  hacia dentro del propio Estado.

Sin duda, volveré más veces sobre el tema. Pero quiero congratularme hoy del acuerdo para traspasar la recaudación de la Seguridad Social al País Vasco. Ese es el camino. De entrada, para negociar con Cataluña y, luego, poder extenderlo al resto.

El miedo al vacío que provoca la enfermedad centralista genera vértigos en algunos medios, que incluso pueden llevar a confusión a un analista veterano como Fernando Ónega. Hoy titulaba un artículo sobre las nuevas competencias que está negociando el País Vasco “El Estado, solo para pagar”. Un periodista normalmente muy preciso confunde Estado con Administración Central. ¿Acaso la Comunidad Autónoma vasca no es Estado? Realmente hay un virus mental que no permite ver las alternativas de que disponemos.

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