Defraudadores fiscales. Los primeros en que se piensa cuando se aborda esta propuesta. Para ellos es imprescindible vender en efectivo. Lo obtenido sin pagar IVA, sociedades y otros tributos se gasta o se blanquea . No hay que confundir «economía informal» con la “ingeniería fiscal”, la que practican grandes empresas y es un asunto cada día más acuciante para todos los Estados (en el libro explico lo que deberían hacer y que parece que ya están empezando). Lo que quede de la economía informal o sumergida, después de desaparecer los billetes, será fácil de controlar e impulsará la recaudación de impuestos. En España (economía sumergida entorno al 20% del PIB) sería fácil que los ingresos fiscales por los impuestos afectados aumentaran un 15%. Es decir, un mínimo de 30.000 millones, una cantidad bastante superior a todo lo que se recauda ahora por el impuesto de sociedades.

Delincuencia política que, a su vez, tiene dos ramas:

  • Corrupción en el aparato del Estado y de los partidos. En España recordamos grandes trasiegos de efectivo en casos como la Gurtel o los planes de formación. Bárcenas viajaba a Suiza con maletines llenos de billetes de 500 euros y un histórico dirigente sindical de la minería asturiana ocultó a Hacienda 1,4 millones. Son ejemplos entre muchos. También están las “mordidas” a niveles más bajos de la escala de poder. Sigue habiendo partidos que reciben aportaciones en “B” para gastos de campaña y otros menesteres. La corrupción a niveles muy altos, como las comisiones entre monarcas a través de paraísos fiscales, continuará; pero, como hemos visto en un caso reciente, incluso a los que no se manchan las manos con billetes se les acaba descubriendo si mantienen el dinero en bancos.
  • Terrorismo. Desaparecería casi por completo. ETA no hubiera podido existir sin billetes. Quedarían algunas organizaciones con militantes suicidas, que emplean el sistema informal árabe de transferencias por compensación de deudas (hawala). Pero, sin efectivo, creo que les será imposible mantener infraestructuras permanentes en países avanzados.

Traficantes.

  • De personas. La emigración ilegal caería mucho porque le complicaría la gestión de pagos a las grandes redes de explotadores de tantos necesitados (un gravísimo problema en Europa), especialmente los cobros en destino, porque en las rutas africanas podrían usar el dólar, por ejemplo. También está la prostitución que esclaviza y degrada, sobre todo a mujeres, y que vive de los billetes locales.
  • De drogas, armas y sustancias prohibidas en general. Los que trabajan a nivel detallista desaparecen si no hay efectivo. Algunos privilegiados podrán adquirir esos productos, camuflados como mercancía legal, a través de medios de pago modernos. Serían casos anecdóticos, las grandes redes no pueden vivir sólo de circuitos con apariencia legal, porque si los masifican se detectan con facilidad.

Ladrones. Con muchas subespecies: aficionados, “trabajadores” individuales, grupos pequeños y bandas organizadas. Sólo buscan billetes, bien directamente, bien mediante la venta de lo que roban a los peristas, que también desaparecerían. Quedarán los cleptómanos y los marginados que roban comida, ellos no son el problema.

Estafadores. Un gremio también muy diverso. Sin papel moneda está acabado (aún funciona el timo de la “estampita”). Incluso las estafas electrónicas necesitan retirar en efectivo lo defraudado, si lo dejan en cuenta se lo van a detectar.

Proveedores de “servicios de seguridad”. Negocio tradicional de las mafias, incluso policiales. Necesitan los billetes como el aire que respiran.

La desaparición de las especies delictivas podría representar en España, al cabo de unos años, ahorros de gasto en torno a 10.000 millones por ejercicio (policía, prisiones, sistema judicial, seguros y seguridad privada, fronteras…). Esto son números, lo más importante es que la vida social mejorará en mucho.

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Deberíamos abrirles ficha a todos para que pasen por caja y empiecen a pagar la recuperación de esta crisis, al menos en Europa. Mejorarán las finanzas públicas, sobre todo del sur, y ayudarán también a que el norte admita los eurobonos.

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