En 2013 el Presidente de Exodus International, un grupo evangélico que ofrecía ayuda para “limitar deseos homosexuales” a través de la oración y terapias de reconversión, emitió una nota en la que reconocía que tales métodos no sólo no eran efectivos sino que podían ser muy dañinos para las personas. Pedía disculpas y anunciaba el cierre de su organización. Muchos de sus líderes se manifiestan ahora abiertamente homosexuales. Hace unos días Netflix estrenó un documental (Pray away) sobre la historia del movimiento “ex – gay” en los EEUU.

Los credos religiosos, en diversas fases de evolución, se enfrentan a la necesidad de aceptar la realidad social. La diversidad de orientaciones sexuales es un tema difícil para ellos, la mayor parte de sus fieles más conservadores todavía piensan que es una cuestión que se puede corregir para que la persona “desviada” vuela a un comportamiento aceptable para ellos. La involucración de las grandes religiones en todo lo relacionado con la reproducción de la especie está en sus raíces más profundas, como recoge el capítulo 4 de mi libro. Aún tienen mucho camino por recorrer para reconocer la diversidad real y abrir sus jerarquías a las mujeres, su más importante asignatura pendiente.

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