El país que se ha defendido mejor del COVID 19 ha sido Nueva Zelanda, al menos hasta ahora. Reaccionó con energía en cuanto vio venir el problema bajo la dirección de una mujer joven, la laborista Jacinta Ardern, su Primera Ministra. Apeló al comportamiento responsable de su “equipo de 5 millones”, todos sus ciudadanos, ordenó un confinamiento radical, aislamiento de casos y contactos, y cierre de fronteras. A principios de verano ya no quedaban casos activos, la temporada de rugby se cerró en estadios llenos. Un reciente artículo en la revista médica The Lancet, destaca que el número de personas fallecidas en ese país en 2020 ha sido similar al de 2019. La incidencia de la pandemia fue mínima y la Primera Ministra obtuvo la reelección por mayoría absoluta, circunstancia poco frecuente allí.   

Nosotros estamos en el otro extremo del planeta Tierra y del planeta COVID 19. No contamos con la ventaja que tienen ellos, una isla alejada de los grandes continentes, y somos parte de Europa, duramente afectada por la pandemia. Encima recibimos a muchos turistas, incluso en invierno en algunas zonas. Pero reaccionamos tarde, faltaron medios y no se aisló rápidamente el foco central que irradió rápidamente el virus. Tenemos las peores cifres globales del continente y demasiados muertos. Seguimos dudando entre tratamientos duros, que reducen mucho los muertos y protegen la delicada situación sanitaria, o respuestas más blandas para no agravar la mala coyuntura económica.

Por si alguien necesita ánimos para proponer soluciones poco populares, ayer el Reino Desunido, a las puertas del Brexit, decidió confinar a los ciudadanos de Londres, su capital y gran motor económico, por al menos dos semanas. Tienen una nueva cepa del virus que, al parecer contagia más (entre u 40 y un 70% más infecciosa) y que ya debe andar por aquí porque se detectó por primera vez en septiembre. Si seguimos con medidas suaves y resulta un 50% más contagiosa pondrá en grave riesgo el sistema sanitario cuando tiene que hacer un gran esfuerzo extra para conseguir la vacunación masiva. Hagan lo que tengan que hacer, aunque estemos en período festivo.

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