Primero fue la gran película de Oliver Laxe “O que arde” con premio en San Sebastián,  premio Gaudí a la mejor película europea y dos Goyas, incluido el de mejor actriz revelación a la inefable Benedicta Sánchez. La octogenaria se marcó una gloriosa muñeira sobre la alfombra roja de Cannes, donde la película obtuvo el galardón “Un Certain Regard”, reservado a nuevos talentos y obras atrevidas.

Ahora el Oscar a la mejor película, concedido por primera vez a un film no hablado en inglés, lanza al estrellato a las patatas Bonilla, que aparecen en una escena de la película premiada, “Parásitos” del coreano Bong Joon-ho. Así hemos sabido que la lata de patatas de esta marca gallega es muy popular en Corea, donde combinan sus patatas fritas con todo tipo de salsas.

Bonilla a la Vista es una empresa familiar, liderada por un gran empresario César Bonilla,  otro veterano, como Benedicta. César ha hecho de la perfección en la fritura su eje de expansión mundial. Empezó con los churros. Gracias a él, en sus establecimientos de Galicia podemos disfrutar de extraordinarios desayunos y meriendas de chocolate con churros. Es tan eficaz en su control de calidad que ya hace muchos años obtuvo una patente de la máquina que creó para preparar y cortar churros.

De ahí a la patata, elemento básico de la dieta rural gallega. César busca la perfección: compra patatas de primera calidad, las  fríe en un buen aceite y las envasa en latas al vacío para que viajen por todo el mundo. Su éxito es el de un empresario que se centra en la máxima calidad de lo que hace. Sus patatas fritas aparecieron hasta en un anuncio de moda masculina de Balmain, como se ve en la foto que acompaña estas líneas.

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