El título no oculta una pretensión neocolonialista o de reivindicación cultural, refleja lo que se explica en mi libro. El continente europeo puso las bases del estado nación, el modelo general de organización de los pueblos que el fin de los imperios marítimos extendió por el resto del planeta, adaptándose a condiciones locales no siempre suficientemente homogéneas para la idea de patria común. Mientras, aquí sufríamos las consecuencias del fin de los imperios terrestres, los que se comen a los vecinos, que dio lugar a dos guerras mundiales y aún causan graves problemas, como los derivados de la caída de la URSS, que Rusia no es capaz de aceptar.

La Europa poscolonial nace con el deseo de construir una paz duradera. Tras la Segunda Guerra Mundial, empezamos a levantar una estructura supranacional que toma competencias reservadas antes a los estados nación para tratar de superar las limitaciones de ese modelo institucional. En el mundo actual, más grande, complejo e interrelacionado, la Unión Europea es la única referencia de que disponemos los humanos para adaptarnos mejor al nuevo entorno internacional. El lugar donde surgió el estado nación que todos copiaron – salvo los palestinos porque Israel no les deja ya que aspira a expulsarlos de sus territorios- desarrolla poco a poco, con marchas atrás y adelante, una alternativa de convivencia que se basa en las libertades democráticas y la apertura comercial, y va más allá de antiguas patrias cerradas.

La UE tiene mucho de experimento que hay que ir corrigiendo, a la vez que se avanza en la concentración de competencias. La invasión de Ucrania por Rusia ha puesto sobre la mesa la necesidad de abordar un sistema militar común, pensado para defendernos, no para invadir a otros. Lo reivindicaba este blog a las dos semanas de la agresión decretada por Putin (2/3/2022, Hay que elegir entre más Rusia o más Europa), argumentando que no debemos seguir en una dependencia (OTAN) casi total de los EEUU para protegernos de amenazas externas. Hoy ya es una cuestión a debatir, sobre todo en cuanto a su ejecución práctica. El año próximo, Donald Trump, recientemente condenado por lo penal, puede volver a ser Presidente y, aunque no lo confiese, tiene simpatía natural por el oligarca ruso a cuyos oscuros manejos parece deber su primera etapa como máximo mandatario de la nación más poderosa.

La Humanidad precisa que la Unión Europea siga siendo un ejemplo de convivencia eficaz entre vecinos. Para ello, necesita autonomía estratégica en defensa, economía y tecnología y destacar en la defensa de las libertades (esto último exige apretar más a algunos líderes con vocación autoritaria). Hay que poder hablar de tú a tú con los grandes estados nación que quieren gobernar el planeta. A ellos no les caemos bien porque mostramos un sistema de agrupación de estados medios y pequeños para tratar problemas comunes, vivir en paz y democracia, avanzar en nivel de vida y disfrutar de más autonomía frente a los poderosos.  

Cuando voten el día 9 piensen en lo más conveniente para fortalecer Europa, un ejemplo real para encauzar los cambios de un planeta que se enfrenta a peligrosas tensiones y ve cómo crecen los presupuestos militares. Miren por encima de esas fronteras a las que la mayoría de los políticos quieren reducir las consecuencias de sus votos.

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1 comentario

  1. No son pocos los argumentos y objetios valiosos que expones y que, más allá de lo ideológico, deberían, además de compartidos, ser objeto de proactiva busqueda por parte de Europa.
    Lástima que, como es frecuente, por acción u omisión, y en ello si que supongo debe influir lo ideológico dado que tu nivel de conocimientos no permite suponer otra cosa, dichos «razonamientos» conlleven sesgos no muy subliminales
    Por no alargar, me referiré solo, en este caso, a la simplificación maniquea que haces respecto al cronificado problema Israel-Palestina. Dices «Israel no les deja, ya que aspira a expulsarlos de su territorio», pero nada de que es objetivo «fundacional» de Hamás acabar no solo con el Estado de Israél, sino aniquilar al pueblo judio, sin desaprovechar ocasiones de intentarlo. Como dice Yolanda Díaz, por voca de ganso, haciendo que Palestina ocupe desde el rio (Jordan) hasta el Mediterraneo…
    A cualquier persona que merezca el nombre de tal se le abren las carnes viendo tanta barbarie por una y otra parte y es cierto que se debe hacer lo posible para tratar de ponerle fin, pero ello no pasa por simplificaciones oportunistas.
    Finalmente, me queda la duda, cuando concluyes orientando el voto en las elecciones del 9/06, de quienes don los supuestos «buenos», entre tantos «malos», o viceversa.

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