Me he inspirado en Concepción Arenal, nuestra gran pensadora social del XIX. “La mujer del porvenir” (1869) fue una de sus obras importantes. El pensamiento liberal y el progreso científico empezaban a crear entonces condiciones favorables para que el movimiento feminista iniciara su lucha. Siglo y medio después, se ha recorrido un largo camino y las mujeres pueden disfrutar de condiciones mucho más favorables para elegir su forma de vida, al menos en los países más avanzados.

En la entrada anterior, analizaba cómo se iba segmentando la intención de voto de los jóvenes en función de su género. Las chicas son cada vez más progres, los chicos más conservadores, en gran medida porque se sienten agredidos por la aparición de competidores femeninos por todos lados. La nueva situación ayuda al ascenso de movimientos derecha dura, que plantean gobernar con ideas del pasado, en las que pesan creencias religiosas que buscan la alienación de las mujeres para centrarlas en procrear. Una tendencia que apoyan, sobre todo, los varones de bajo nivel cultural y las zonas rurales.

Como consecuencia, el entorno político en que nos movemos registra crecientes niveles de intolerancia y violencia. En todos los países está aumentando la violencia machista, que sufren las mujeres y, muchas veces, también sus hijos. Hace unos días se cumplían los 25 años de la agresión a tiros en la Escuela Secundaria de Columbine (EEUU) que causó 17 muertos. El que disparaba era, como siempre, un chico. El episodio ha tenido varias secuelas. Tenemos dos conflictos armados, en Ucrania y Gaza, que amenazan la persistencia de un orden internacional pacífico, y que pueden extenderse por zonas próximas y ponernos en grave peligro.

Debemos preocuparnos por cambiar las cosas, por eso es importante que los varones acepten los nuevos roles de género. El principal instrumento para lograrlo es la educación, era la primera recomendación de Concepción Arenal para mejorar la vida de las mujeres de su tiempo. Desde entonces, se ha conseguido que sean educadas en casi todos los países, lo que conlleva su progresiva entrada en el mercado de trabajo a todos los niveles y la caída de la natalidad. Como se analiza en mi ensayo, el cambio en los papeles asignados a cada sexo representa la adaptación de nuestra especie al nuevo entorno que le toca vivir, frenando una superpoblación que pone en peligro la salud de la Tierra.

Si queremos rebajar la violencia que nos invade, ha llegado el momento de pensar en el hombre del porvenir, empezando por cómo se le educa para que normalice su visión del mundo en que vive. Hay cambios que se deberían acometer, entre ellos adaptar los primeros escalones de la educación para favorecer la evolución de los adolescentes. Una etapa en que maduran antes las mujeres y consiguen un mejor rendimiento escolar medio, que tiende a prolongarse en la universidad, como muestra el gráfico siguiente. Refleja, para los países de la OCDE, el porcentaje de graduados universitarios de cada género en la edad típica en que finalizan sus estudios superiores.

Decía antes que hay correlación entre el menor nivel educativo y la propensión a la violencia, es importante mejorar el rendimiento de los chicos en los estudios. Necesitan mayor acompañamiento, en la familia y en el sistema educativo, para resolver las dificultades que se les presentan, relacionadas en muchos casos con la poca madurez. Una medida podría ser que puedan repetir curso con facilidad, para adaptarse a su tiempo de mejora del rendimiento, sin que se vea como una degradación sino como algo normal. Incluso se podría fomentar que iniciaran la educación secundaria un año más tarde.

Conviene trabajar también en las expectativas profesionales. Se están realizando esfuerzos para superar hábitos que frenan el interés de las mujeres por entrar en espacios profesionales de predominio masculino, como física, informática o determinadas ingenierías. Se ponen en valor casos de mujeres relevantes en esos ámbitos. Para ellas, es la fase final de la equiparación de oportunidades. Habría también que poner ejemplos de varones que realizan su trabajo con éxito en áreas laborales muy feminizadas, para que se sientan más atraídos hacia ellas y aumente su abanico de oportunidades de trabajo. Es el caso de la sanidad, especialmente de la enfermería y determinadas especialidades médicas e investigadoras con claro predominio de mujeres. Lo mismo ocurre en trabajos administrativos copados por ellas, muy evidente en la Administración Pública. Un caso relevante es la enseñanza infantil y juvenil, donde debería haber más hombres dando clase (1). Ayudarían a ampliar la perspectiva de los chicos sobre el mundo en que se mueven y a hacer un seguimiento más diverso de sus problemas de adaptación.

Las mujeres son las primeras interesadas en que se equilibre con naturalidad el papel de todos. Ellas son las principales destinatarias de la violencia que ejercen hombres frustrados. Lo necesita también el conjunto de una sociedad que se radicaliza. Espero que el voto de las jóvenes ayude a frenar la candidatura de Donald Trump a la presidencia de los EEUU y que, después, el país más influyente sea capaz de terminar con la insensatez de la venta libre de armas, que pone pistolas y rifles automáticos en manos de descerebrados. Tenemos exceso de machos alfa en la política y en la calle, hay que tomarse muy en serio cómo reducirlo.

(1) Hoy día 10/05 pasé delante de una guardería, donde tenían a los niños y niñas cantando y bailando. Conté los profesores que llevaban la actividad: 10 mujeres y un hombre, que además me pareció el más veterano.

 

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