Tienen un diagnóstico correcto del problema: nuestras pymes son demasiado pequeñas, lo que les impide ser más competitivas Un obstáculo al desarrollo que hay que corregir. El Gobierno desea que, de aquí al 2050, este sector sea el gran creador de empleo y atacar así la peor consecuencia social de la baja competitividad de nuestras compañías. Para conseguirlo propone una serie de medidas, sacadas del catálogo de lo correcto en política económica, que se resumen en apoyos para digitalización, innovación, internacionalización… Algo ayudarán, pero no se tocan los problemas de base que tenemos y que nos mantienen en una situación de escaso desarrollo industrial y déficit de empleo. Su diagnóstico es incompleto se limita a sumar, restar y sacar porcentajes de las estadísticas europeas sobre pymes y aplicar remedios estándar.
Sería fácil mejorar la situación de pymes y autónomo si atacaran la principal limitación estructural que dificulta que innoven, crezcan y se internacionalicen. Ya lo he denunciado otras veces: están atrapadas en financiar su pasivo circulante por lo tarde que cobran, por eso no invierten y no crecen. Los malos pagadores tienen demasiado poder y cuentan con la complicidad de la banca que está feliz financiando a las pymes lo que les deben, el negocio más rentable para ellos.
La empresa española tiene una plantilla media de 4,4 empleados, mientras que la alemana tiene 11,8. Son datos de la información facilitada por el ejecutivo para defender su apoyo a las pymes, tenemos demasiadas microempresas. Lo que no dice es que el plazo medio de retraso en el pago pactado es aquí de 16,24 días, mientras que en Alemania es de 6,72, ni que en este último país la ley prohíbe pagar a más de 30 días y las empresas pactan casi siempre plazos inferiores. En España el máximo legal es el doble, 60 días, y algunas empresas muy poderosas, que cotizan en el IBEX 35, pactan retrasos superiores, aunque lo prohíba la ley, y llegan a alcanzar períodos medios por encima de los 250 días para abonar las facturas de sus proveedores. Bueno para ellos y los bancos, malo para el país. Si pagamos como un país atrasado, estamos condenados a seguir en el vagón de cola europeo.
Mientras, el proyecto de ley que el gobierno ha presentado para establecer un régimen de sanciones a los que no acatan la obligación de pagar a 60 días, cumple ahora un año en el Congreso y acumula 26 retrasos en su tramitación. Lobbies con profesionales muy cualificados y muchos medios están tratando de parar esas medidas y, por ahora, lo van logrando. Como también consiguen que los medios de comunicación no aborden el problema con claridad. Es el poder del dinero, un dinero que encima obligan a poner a otros a los que se lo deben.
Mensaje para el sr. Sánchez y su equipo económico: aborden el problema de verdad. Terminen de tramitar la norma, cuyo anuncio recibimos con alegría en este blog , y sancionen a los malos pagadores. En pocos años tendremos pymes más grandes, más internacionales y avanzadas. No es cuestión de dar unos cientos de millones para hacer A, otros para B, otros para C, como les gusta anunciar cuando presentan planes que valen para cualquier sitio. Usen los fondos europeos, si es preciso, para refinanciar a los principales “morrosos”. El dinero llegará rápido a los que lo necesitan para digitalizarse, crecer y aumentar la plantilla, sin perder tiempo en burocracias. Es fácil dar un paso decisivo para tener una economía muy avanzada, no se queden en proyectos y presentaciones. Hoy la prensa nos recuerda que somos el país con mayor tasa de paro juvenil de la UE y no debemos seguir así. En sus manos está, menos hablar y más actuar.
Me parecen no solo razonables, sino justas y necesarias las aspiraciones de pymes y autónomos (por supuesto que también a las autónomas) que con meritoria reiteración y argumentación se defienden en este blog. Tanto que, en mi opinión, al título de la última entrada se le podría poner punto final tras la tercera palabra.