Tras la invasión de Ucrania por una Rusia que quiere recuperar su antiguo imperio, el cambio en la presidencia del más importante país del mundo nos trajo un personaje que sólo piensa en asegurarse lo que, según su punto de vista, beneficia a los EEUU, su movimiento se denomina MAGA (Make America Great Again). Observándolos desde una posición controlada, Xi Jing Ping construye bases para liderar el mundo, apostando por la Inteligencia Artificial y por dominar las existencias de minerales estratégicos. Actitudes egoístas que se extienden a países más pequeños, con cada vez mayor presencia de líderes autoritarios de perfil fascista.
Una Humanidad grande e intercomunicada lo último que necesita es reforzar fronteras para dificultar el comercio, los movimientos migratorios y los intercambios culturales, vamos para atrás, los síntomas son preocupantes.
El primer síntoma es el ataque de Trump al comercio internacional, contradiciendo lo que decía Montesquieu, insigne analista de los problemas de la acumulación de poder. El ensayo que está en el origen de este blog va de la necesidad de actualizar para la situación de hoy los remedios del gran pensador francés contra el descontrol de los poderosos. Trump lidera el empleo de los aranceles para imponer lo que considera bueno para su país. Se equivoca, tampoco a los EEUU les está yendo bien. Negocia como si se tratara de comprar solares y luego conseguir generosas licencias para construir en ellos. Su cabeza no da más de sí, no parece haber reflexionado sobre lo que Adam Smith, gran seguidor de Montesquieu, explicó sobre las ventajas económicos para todos de incentivar el movimiento internacional de mercancías.
Y aparece un segundo síntoma preocupante. Aumenta el gasto militar y se enquistan los conflictos armados provocados por líderes nacionalistas, como Putin o Netanyahu a los que no les llega con levantar fronteras y buscan ampliarlas. En tiempos de armas atómicas es un camino muy peligroso. Estamos recordando estos días el ochenta aniversario del único caso de empleo de estos instrumentos de destrucción masiva. Fueron los EEUU en Hiroshima y Nagasaki, provocando decenas de miles de muertos civiles por la onda expansiva y los niveles de radiación. Esas armas tienen ahora mucha más potencia y hay centenares, podrían eliminar la vida sobre el planeta.
Una consecuencia de esta marcha atrás es el debilitamiento de la UE, aquejada de enfermedades regresivas. Una es el aumento de las tensiones nacionalistas de la mano de líderes de perfil ultra como Orban o Meloni, un virus regresivo que afecta a casi todos los pueblos en mayor o menor medida. La otra viene de fuera, el ataque al comercio que lidera Trump ha puesto de rodillas a nuestra presidenta, obligándola a aceptar aranceles para frenar las exportaciones a los EEUU, sin que podamos defendernos haciendo lo mismo con las de ellos hacia Europa. Encima nos obliga a comprar armas americanas y a invertir en su país, amenazando con más aranceles.
Volveré sobre la situación de la UE, el único intento serio de superar las limitaciones del Estado nación para construir un mundo más integrado y respetuoso con los derechos de las personas. Nació para terminar con las guerras que asolaron Europa, y la primera fase fue crear un mercado común.