“Las autoridades sanitarias de Realeza, con especialistas en combatir crisis mediáticas y aplicar tratamientos estéticos avanzados para mantener la salud popular de la comunidad, están preocupadas por la recidiva del corinnavirus”, así empezaba una entrada de este blog del pasado 6 de marzo. Siguen teniendo razones para estar inquietos. El portador inicial, el Rey Juan Carlos, es una figura central de la restauración monárquica realizada por Francisco Franco, por encima del padre del elegido, Don Juan, que apoyó a la oposición moderada a la dictadura, lo que lo convirtió en persona non grata.

Desde la Transición, ha habido muchos que se declaraban juancarlistas antes que monárquicos, atribuyendo a Juan Carlos una parte estimable de la consolidación de un sistema democrático. Erosionado ese importante soporte político, el equipo de relaciones públicas de la Casa Real echa humo.

El último show que han montado es el homenaje nacional a las víctimas del coronavirus, celebrado ayer. Aunque hay muchas razones para recordar a los que fallecieron y a los que quedaron dañados por la epidemia de covid-19 y a los que se esforzaron y se arriesgaron para ayudarles, se ha aprovechado el acto institucional para destacar la figura del monarca y de la monarquía. Era un objetivo no declarado del gigantesco montaje mediático y ornamental, que se ha celebrado en el patio del Palacio Real, por supuesto.

Felipe y Leticia van a estar en Santiago la semana que viene para realizar la “tradicional” ofrenda al Apóstol. No suelen hacerlo y es menos lógico en un año que es víspera de un Jacobeo importante. Lo normal sería que se reservasen para venir en el 2021, es lo que se esperaba. Pero no, había que aprovechar para venir a Galicia, dentro de los viajes a las 17 autonomías que los soberanos están realizando para pasearse por el país y dar la sensación de que hacen cosas. “Promocionar el turismo” es de las razones más alegadas para el periplo.

El mejor índice del peligroso nivel que ha adquirido el corinnavirus en Realeza es, además de toda esa actividad, el nerviosismo de la prensa local-nacional de la villa y corte, que está venga a sacar noticias y artículos en apoyo de la monarquía y del actual monarca. Una vez que ya no hay juancarlistas, se trata de ampliar la base de monárquicos puros para reforzar la salud pública en Realeza y tratar de impedir que el corinnavirus devenga Coronavirus. Difícil tarea conectada con la identidad nacional que se vende desde esa capital, en la que la monarquía juega un papel unificador y centralizador, que son elementos sustantivos de esa versión de lo español que difunden y que se ajusta a sus intereses.

El blog y el libro que le sirve de base tienen vocación de examinar los procesos de protección de unidades patriótica, que están radicalizándose en estos tiempos abiertos y convulsos, poniendo trabas a la adaptación de las sociedades actuales a un entorno donde el modelo tradicional de Estado nación debería perder peso y ser menos “nacional”. Me vengo refiriendo a ejemplos concretos de estas tensiones, como, en la entrada anterior, el intento del Presidente turco de convertir Santa Sofía en una mezquita. Por eso continuaré observando con interés lo que pasa en torno a la monarquía española.  

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